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Marcaba el calendario el 24 de agosto de 1937 en la provincia de León y en la aledaña de Asturias. España hacía más de un año que estaba envuelta en una guerra civil que había aislado al llamado «frente norte» de las posiciones republicanas más ... próximas. La consecuencia directa era una falta total de suministros a la zona de Asturias y las inmediaciones del Puerto de Pajares y parte de la comarca de Babia, que resistían en el bando leal al gobierno de la República.
«En León estaba la pura línea de frente. Cogía toda la zona de montaña, desde Riaño, Boñar, La Vecilla y La Robla hasta Leitariegos», explica la historiadora leonesa Irene García Lino. «Se entiende que se mantuviera fiel esta zona por la orografía que era más complicada, pero también política y socialmente ya que en la Revolución de Octubre la cuenca de Gordon había sido muy importante. Toda la zona de montaña leonesa se mantuvo fiel a la República, hubo una línea de fortificaciones muchas de las cuales fueron destruidas», puntualiza.
Tras la caída del País Vasco y Santander ante las tropas franquistas, los últimos reductos septentrionales eran la zona norte formada por Asturias, -«no toda, porque Oviedo era franquista»- y León que, alejados del gobierno republicano, propició que asumieran funciones que eran competencia del gobierno de la República, como el mando de las milicias o la acuñación de monedas.
«Los consejos provinciales se habían creado el 25 de diciembre de 1936 por el propio gobierno de la República debido a la dispersión de las zonas que se mantenían fieles. No son independientes, pero si tenían mayores atribuciones para ayudar al esfuerzo bélico. Ante el aislamiento que sufrió el de Asturias y León, ellos mismos decidieron declararse soberanos, pero nunca independientes, sino trabajando por el bien de la República», puntualiza la historiadora leonesa.
Así, el 24 de agosto de 1937, a las 00.00 horas, el Consejo Interprovincial de Asturias y León firmó el decreto que establecía la soberanía de este territorio el cual fue publicado por la prensa local el día 26. Así dio comenzó «el Gobiernín», en el que algunos han querido ver un intento de independencia de la zona republicana de Asturias y León pero que no era más que un intento de practicidad para continuar luchando por la República, tal y como subraya García Lino.
Belarmino Tomás fue el presidente del Consejo Soberano que estaba formado por la FSA-PSOE, la CNT, la FAI, las JJLL, la JSU, el PCE, la UGT e Izquierda Republicana. Este consejo tuvo moneda propia -los conocidos belarminos-, policía, ejército y marina de guerra y duro hasta el 21 de octubre de 1937, cuando las tropas franquistas entraron en Gijón, capital del consejo, y Avilés.
Otra de las figuras más destacadas fue Juan Ambou, consejero de Guerra y que cuenta en sus memorias que no toda los miembros del consejo estuvieron de acuerdo con esta declaración de soberanía ni tampoco el propio gobierno de la República que censuró la actitud del Consejo Soberano, de hecho el Ministro de la Gobernación, Manuel Azaña transmitió a Belarmino Tomás «su sorpresa y su disgusto».
«La sede del consejo estaba afincada en Gijón y durante esos meses gestiona dicha zona de Asturias y León, esta última con comités en Busdongo y Villamanín», puntualiza Irene García quien añade que existe un sector de la sociedad que ha manipulado estos hechos para ver en ellos una intención de independencia, «nada más lejos de la realidad. No querían romper con el gobierno de la República, si no ser más prácticos y así lo explicó Belarmino Tomás quien insiste en que nadie piense en cantones y la propia declaración, en su punto segundo, mantiene que es temporal, una medida de urgencia».
De este modo, la historiadora niega a aquellos que defienden que este gobierno envió una carta a la Sociedad de Naciones pidiendo su reconocimiento, «lo que les piden es ayuda a la comunidad extranjera porque la aviación fascista está asesinando a civiles».
Lo que sí es cierto es que esta es la última vez en la que ambas zonas, o parte de ellas, se mantuvieron unidas de manera administrativa dado que con la formación de las autonomías, con la llegada de la democracia, se obvio la parte histórica y cultural entre ambas poblaciones.
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