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El intenso frío con el que amanecía León no invitaba a participar en una marcha que con el paso de los minutos se fue calentando hasta congregar a cerca de un millar de personas, menos de las esperadas, que quisieron lanzar un 'S.O.S.' ... ante una provincia que sin su hostelería se muere.
«El que obliga a cerrar, tiene que pagar» fue una de las proclamas más escuchadas entre los presentes, que también criticaban a otros compañeros ante la escasa afluencia de camareros y empresarios en el inicio de la manifestación.
El sector y su cadena de valor han salido a la calle para reclamar el pago de las ayudas prometidas para unos trabajadores y empresarios en un momento crítico.
El presidente de Hostelería de León, Martín Méndez, lamentaba que la Junta de Castilla y León hiciera hace un mes la presentación de un plan de ayudas millonario y aún no se hayan convocado ni haya acceso a las mismas, y estén ahora resolviendo las del primer confinamiento. Y es que entre los miles de autónomos del sector se está viviendo una situación agónica, como el caso de Víctor Manuel, con una cafetería en el barrio de San Claudio: «El día 20 me pasaron el pago aplazado del IRPF de los trabajadores y tuve que pagar 1.900 euros con la cafetería cerrada. Saleal me sigue pasando la cuota. La Junta dice que da 3.500 euros para pagar la Seguridad Social y es mentira, no está aprobado y son solo proyectos; y aquí desesperados, desangrados y sin tener de dónde echar mano. Me tiene que ayudar mi familia para tener dos trabajadores y pagar autónomos».
Ángeles - hostelera jubilada
Con pancartas apuntando a Igea y Mañueco, y también a Sánchez e Iglesias, el ruido a la marcha lo ha puesto un autobús con megafonía, los petardos y las cucharillas repicando contra las bandejas. Y es que con la apertura anunciada por la Junta no es suficiente. «Consideramos que esta apertura es un caramelo envenenado con las restricciones y el cierre perimetral. Esto es abrir en pérdidas para hosteleros y es inviable para empresarios», sostenía Méndez.
Para muchos supondrá un enorme esfuerzo tener que levantar la trapa ante las importantes restricciones de aforo, con apenas el 30% en interior, y sin barra, y terrazas a medio gas.
María TERESA - HOSTELERA
Maria Teresa reconoce estar «bastante jorobada». Ella regenta un bar en el barrio de La Vega y tiene claro que abrirá este viernes, pero en su negocio, de 100 metros cuadrados, apenas podrá meter a 14 personas y en la terraza «hace un frío que te mueres». A ello también apunta el presidente de la asociación porque «con estas restricciones muchos no tienen terrazas y otros solo barras y es imposible que puedan abrir».
La manifestación, que partía desde la Subdelegación del Gobierno, ha recorrido Gran Vía de San Marcos hasta la Delegación Territorial de la Junta para reclamar una reducción del toque de queda de cara a la Navidad. «Es una época muy buena para la hostelería si se puede aprovechar; si se mantiene el toque de queda a las 22:00 horas, el trabajo será precario y en pérdidas». A ello se sumaba Ángeles, que reconocía que la gente no está acostumbrada y no puede ir a los bares tan pronto porque siguen trabajando. «Cerrar un poco más tarde no me parece mal, el margen hasta las 23:30 sería más justo». Más pedían otros empresarios y con más contundencia: «Esa hora es una putada. A las 22:00 es igual que la carabina de Ambrosio montada en un burro cojo de la pata izquierda. Así las cenas no se pueden dar, es una tontería como un piano».
José Luis - hostelero
Toda la provincia se ha concentrado en esta ocasión. Varios hosteleros llegados desde la comarca de El Bierzo se han unido a sus compañeros del resto de León ante una petición clara. Ese era el caso de José Luis Prada, el conocido empresario berciano quien lanzaba este mensaje a la Junta: «Que se den cuenta de que León y El Bierzo necesitan la hostelería para que sigan funcionando y seguir estando 'a tope', como no puede ser de otra manera».
Víctor Manuel - hostelero
La concentración la cerraban furgonetas y vehículos de distribución, que llegaron desde el parking del Reino de León para mostrar su apoyo a un sector del que depende también su trabajo.
Pidiendo menos botellones y más ocio nocturno; recordando que quien obliga a cerrar tiene que pagar; y exigiendo la dimisión de líderes políticos este millar de ciudadanos han gritado que ellos no son el problema de una pandemia que se está cebando con sus bolsillos.
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