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Hospitaleros y peregrinos, una simbiosis perfecta que se da cuando los segundos pasan a ser los primeros. Así es el caso de Mauricio y Claudia, hospitaleros voluntarios procedentes de Brasil pero que ahora desarrollan esta actividad en León y que no dudan al asegurar que ... volverán a repetir. La razón no es otra que la magia que surge en torno al Camino de Santiago, la generosidad y la convivencia que se da entre personas distintas que confluyen en un mismo punto sin ningún tipo de ataduras, prejuicios o roles.
Tanto Mauricio como Claudia son hospitaleros voluntarios en el albergue de Las Benedictinas, conocidas popularmente como Las Carbajalas. Un paso que decidieron dar después de haber sido peregrinos. «Cuando hice el Camino por primera vez vi que era una figura fundamental. Salí desde Saint Jean Pied de Port y ya en Nájera me quedé de hospitalero y después continué hacia Santiago», afirma ufano Mauricio quien ahora pasará un mes de León para después ir a Grañón donde estará otros 15 días. «Pasaré mi cumpleaños como hospitalero voluntario y eso es un regalo para mí», asegura.
Admite que la alegría y la satisfacción que siente al trabajar y recibir a los peregrinos es su mejor recompensa, «el Camino calienta el corazón», insiste.
La paciencia es otra de las virtudes que trabajan los hospitaleros tal y como asegura Claudia, quien se ha enamorado de la ciudad de León, «es preciosa» mientras agradece la labor y el cariño con el que las hermanas reciben a los peregrinos en el albergue.
Destacan de este año que hay un mayor número de personas jóvenes haciendo el camino que mayores, un hecho que achacan al miedo a la pandemia pero también a la crisis económica aunque insisten que el beneficio es mayor, «a quien le guste el Camino que se haga voluntario», detallan.
Y enamorado del Camino está José Luis quien desde Castellón ha llegado a León haciendo el Camino de Santiago con su parroquia. «Es algo que siempre quise hacer por lo que este año nos hemos adherido mi mujer y yo con ilusión», admite.
Comenzaron el Camino en Mansilla de las Mulas y, por el momento, lo recomienda a todas las personas que sientan la motivación. «Cada uno tiene sus necesidades pero el Camino te da tiempo a pensar. Es unión», admite mientras señala que hay tantos caminos como intereses personales pero concluye detallando que es «una oportunidad».
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