No, no hagan nada. No es necesario. Los enfermos ya peregrinan en solitario hacia la atención primaria y los muertos viajan gratis a la última morada. No hagan nada. León ha batido en los últimos días todos los registros imaginables y el número de decesos ... es absolutamente insoportable. Pero no, no hagan nada.
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No hagan nada porque la sociedad civil, los ciudadanos, ya se las apañarán como puedan. Unos escaparán hacia el campo y otros asumirán que la vida es tan corta o extensa como una pandemia quiera. Insisto, no hagan nada.
La próxima madrugada una caravana de vehículo se trasladará desde el norte peninsular hacia León para la celebrar Nochevieja sin limitaciones y hasta el amanecer. No hagan nada.
No hagan nada, insisto. La pandemia está fuera de sí, el virus campa a sus anchas y la economía comienza verse dañada porque el número de bajas laborales es insoportable y el consumo se reduce a pasos agigantados presa del miedo. Que no, no hagan nada.
No hagan nada, señores representantes públicos, no lo hagan. Sigan mirando al cielo y silbando. No hagan nada porque si lo hacen puede que pierdan el ritmo a la hora de teclear sobre la calculadora electoral.
Que no, no hagan nada.
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