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Imagen de archivo de la Guardia Civil.
El Guardia Civil que evitó un suicidio: «Ni me lo pensé, volvería a hacerlo»

El Guardia Civil que evitó un suicidio: «Ni me lo pensé, volvería a hacerlo»

Una actuación rápida y «sin pensar» que salvó la vida de un hombre que intentaba precipitarse al vacío por las listas de espera en cirugía

Sábado, 6 de abril 2024, 09:18

Manuel Méndez. Ese es el nombre del héroe leonés que consiguió evitar un desenlace trágico el martes 2 de abril en la capital.

De camino al gimnasio, este guardia civil de tráfico perteneciente a atestados, decidió coger un camino «inusual» para él ya que, normalmente, ... tomaba siempre la misma dirección. «Ese día se me cruzó y decidí ir por ahí», indica.

Una decisión que cambió el rumbo de una situación que se interpuso en su camino. El agente, que circulaba en ese momento con su vehículo por la calle Riosol de León, avistó un vehículo que se encontraba en el medio de la vía. «Me extrañó que alguien parase ahí y me puse a rebasarlo», recuerda Manuel.

Segundos límite

Una situación que, pocos segundos después, hizo saltar todas las alarmas cuando observó a un hombre de gran envergadura situado a la altura del puente de la misma vía sentado en la barandilla, con las piernas hacia el exterior y a punto de precipitarse al vacío.

«No lo pensé, salí del coche corriendo», explica. Con el motor encendido y sin pensar en nada más que no fuese «hacer lo posible» por salvar la vida del hombre, Méndez corrió al lugar donde se encontraba el varón.

«Le eché mano y nos caímos los dos para dentro», declara. El hombre de 49 años se encontraba «muy alterado». Con casi dos metros de altura y una complexión fuerte, el forcejeo entre el agente y el ciudadano llevó a que la reducción del individuo fuese imposible. «Me intentó pegar pero solo consiguió darme una patada. Luego se volvió a subir rápidamente», remarca.

La calma ante la tensión

La situación de «impotencia» no dejó que el agente tirase la toalla. «Al lado había una señora en estado de shock a la que pedí por favor que llamase a la Policía. Luego supe que era su mujer».

Méndez decidió no volver a forcejear con el individuo debido a su estado de alteración y comenzó a dialogar con el ciudadano respetando una distancia prudente de un metro y medio e intentando que éste «no mirase abajo». «No paraba de repetirme que no querían operarle». Con amenazas de tirarse al vacío si el agente avanzaba las cosas comenzaron a complicarse aún más.

Tras escuchar al hombre, el agente intentó hacerle comprender que era una situación «normal» en la que las listas de espera en los hospitales llevan «mucho tiempo». El tiempo se hacía «eterno» para el agente que no dejaba de preguntar a la mujer si había solicitado la ayuda de la Policía Local. «Parecían horas pero la intervención de los agentes fue muy rápida», destaca.

Actuación fuera del cuerpo

En un estado «muy agresivo» y «fuera de sí» el hombre fue convencido y reducido por los agentes de la Policía Local, que actuaron de forma «inmediata y muy profesional», según indica Méndez.

La ambulancia le trasladó al Hospital de León y el agente no pudo conocer más datos sobre la situación. «Si lo tuviera que volver a hacer, no me lo pensaría», asegura. Una situación «inusual» en su trabajo ya que «se escapa de lo que normalmente vivo». Aunque él mismo ha asegurado que siempre estará al servicio del ciudadano que lo necesite.

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