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GREIM de Sabero | Isidoro Álvarez, «Bumer» y Ovidio Abad guardias civiles con 30 años de experiencia en rescates de montaña

La veteranía de los ángeles de montaña

Isidoro Álvarez, «Bumer» y Ovidio Abad son miembros del Grupo de Rescate de Montaña, GREIM de Sabero desde hace más de 30 años | A sus espaldas se acumulan cientos de rescates y de vidas salvadas en Picos de Europa

Domingo, 10 de julio 2022

Algunas personas no asumen que su vida laboral cambia o pasa a otra actividad, mientras que otras lo afrontan con sencillez y aceptación, encantadas de llegar a una nueva aventura sabiendo que han hecho todo lo que está en su mano para cumplir su profesión con rigor. Este es el caso de Isidoro Álvarez «Bumer» y de Ovidio Abad quienes llevan más de 30 años realizando rescates de montaña desde su base en Sabero, y es que ellos son los veteranos del GREIM, el Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña de la Guardia Civil.

Vídeo. Fotos históricas del Greim de Sabero.

Se consideran unos privilegiados por tener un trabajo que les apasiona a pesar del riesgo que conlleva y es que ambos narran los rescates con naturalidad, como un deber. Su oficina es Picos de Europa y su trabajo del día a día es precisamente salvar vidas aunque no les gusta oír que son héroes. «También los médicos salvan vidas todos los días. Es nuestro trabajo», señala Bumer.

«Un rescate antes suponía salir los diez del puesto porque tenías que trasladar al herido en camilla durante horas por Picos de Europa. Ahora, y gracias al helicóptero, vamos dos».

Ovidio Abad Gutiérrez

GREIM de Sabero

«El año que yo entré, en 1986, hicimos seis rescates en todo el año. Ahora hacemos seis en un mes»

Isidoro Álvarez, «Bumer»,

GREIM de Sabero

El Greim de Sabero está formado por diez agentes, no todos tan veteranos como Bumer y Ovidio. El primero llegó a la base de Sabero en 1986 y un año más tarde lo hizo Ovidio. Toda una vida dedicada a la montaña en la que han visto cómo el trabajo de rescate cambiaba. No solo en sus uniformes o material sino también en la incorporación del helicóptero o los móviles que les permiten localizar con mayor precisión y rapidez a una persona perdida.

Pero ellos también han visto cómo ha cambiado el valle, como la despoblación y la falta de trabajo llego a Sabero y como fueron cerrando muchos locales e incluso el antiguo cuartel de la propia guardia civil que hoy en día únicamente es la base del GREIM.

Sabero, alma del GREIM

Sabero forma parte del GREIM y viceversa, tanto que en los primeros años de Ovidio y Bumer bajaban a comer al instituto de Formación Profesional (actualmente cerrado) e incluso el Ayuntamiento construyó a las puertas de su puesto el helipuerto para evitar desplazamientos a los guardias.

En estos 36 años de profesión también advierten cómo se ha incrementado el número de rescates. «Antes hacíamos seis rescates al año, ahora seis es lo mínimo en un mes», afirman mientras subrayan el interés por la montaña de muchas personas.

Ovidio Abad Gutiérrez

Ovidio no cuenta con la tradición de la Guardia Civil de su compañero pero cuando accedió al cuerpo, y estaba en la escuela, conoció el grupo de montaña. Allí vio cómo escalaban y decidió que ese sería su futuro. Tal y como señala Bumer, no se imagina su vida teniendo otra profesión.

Su gesto tranquilo guarda rescates y señala la satisfacción que siente cuando sabe que ha ayudado a alguien o cuando nota el agradecimiento y el cariño de las personas.

Ahora pasa a segunda actividad. Le espera el juzgado de Cistierna aunque no descarta volver a la montaña, aunque sea como afición y es que su casa está en Picos de Europa.

Familia del GREIM

Ovidio y Bumer forman parte de la familia del GREIM y no solo por el tiempo que pasan juntos (con algunas guardias de 24 horas) sino también por las experiencias que les tocan vivir. Y es que casi cuatro décadas de trabajo dan lugar para muchos recuerdos que poco a poco van saliendo en la conversación como quien deshace un ovillo.

Desde el recuerdo de cómo pasan las horas cuando «hacen noche» con un senderista perdido hasta los agradecimientos que les llegan de familiares y «despistados» que guardan con cariño en un álbum. Tienen cientos de historias que contar, y lo hacen con la humildad de quien no quiere ser protagonista pero siempre con el material y la mente preparados por si reciben un aviso. Su disponibilidad es plena. Su entusiasmo por el trabajo, también.

Aseguran que una parte fundamental de su responsabilidad es entrenar, tanto el cuerpo como la mente, para mantener la calma y el conocimiento de la zona. En este último punto es donde entra el trabajo de 'niveles técnicos' para reconocer las zonas donde suelen producirse más accidentes.

Isidoro Álvarez Liébana, «Bumer»

La historia de Isidoro Álvarez, Bumer, con la Guardia Civil está en las venas. Su padre era Guardia Civil y su hijo y su hermano también forman parte del GREIM. El primero en Potes y el segundo en Jaca. «Siempre conocí la montaña y me gustaba escalar».

En su cuerpo se marcan las cicatrices de algunos rescates, como la vez que rompió los ligamentos del coxis en el rescate de una mujer o el trágico momento, vivido en 2003, cuando acudió, junto a otros compañeros, a socorrer a un parapentista accidentado en el Pico Espigüete. Una corriente térmica provocó que una pala de un rotor del helicóptero chocara. El aparato se precipitó contra el suelo y rodó ladera abajo despidiendo en su caída a Bumer, junto con otros dos compañeros y los pilotos.

Asegura que de momento no piensa en retirarse, «un añito por aquí todavía me queda», asegura aunque reconoce que «ya lo tengo todo hecho».

Malos recuerdos

En estos años han vivido y visto de todo. Ambos coinciden en el recuerdo más agrio, el fallecimiento de tres compañeros en 2014. El helicóptero del GREIM estaba rescatando a un herido cuando notaron un fuerte ruido y el helicóptero cayó con el agente José Martínez Conejo quien falleció junto con los pilotos, el capitán Emilio Peláez y el teniente Marco Antonio Benito. A ambos les cambia la cara al recordar aquel fatídico día en La Polinosa, en el extremo norte de la provincia de León y como tuvieron que ir a recoger los cuerpos de sus compañeros.

Galería. Fotos históricas del Greim de Sabero.

Ver fotos

Galería. Fotos históricas del Greim de Sabero.

Otros recuerdos les dejan un mejor sabor de boca, sobre todo los que siguen resonando años después. Es la historia de su compañero, Ignacio quien ahora es cabo en el GREIM de Sabero después de que en 1993, con 18 años, fuera rescatado precisamente por Bumer y Ovidio tras desorientarse y pasar una noche en la montaña. «Tardamos un tiempo en saberlo», recuerdan divertidos. Y es que ellos llevan a gala el lema de la Guardia Civil, la satisfacción del deber cumplido pero también el amor por la montaña y la relación y complicidad eterna derivadas de las horas que han pasado juntos en situaciones complicadas.

«Yo me acuerdo del primer rescate que hice en Valporquero, sin neopreno, sin instalación en la cueva y con el agua a 7 grados».

Ovidio Abad Gutiérrez

GREIM de Sabero

«La gente suele ser agradecida. Yo no conozco a nadie que hayamos rescatado que no nos lo haya agradecido. Una de las partes buenas de este trabajo es esa satisfacción, recibir el cariño«

Isidoro Álvarez, «Bumer»,

GREIM de Sabero

Más que rescates

Aseguran que no sienten miedo pero sí mucho respeto a la montaña y la experiencia acumulada entre todos que se hace memoria viva en el recuerdo de cientos de anécdotas que no son siempre de rescates.

«Una vez nos alertaron de que había una bomba de mortero de la Guerra Civil enterrada. Salimos varios veces hasta que la encontramos. Llamamos a los compañeros para que la desactivaran hasta que nos dimos cuenta de que era un casco de la guerra civil», narran mientras enseñan el casco.

Isidoro Álvarez y Ovidio Abad durante la entrevista María Fernández

Y es que las historias del valle también forman parte del GREIM de Sabero. Prueba de ello es un hombre que les llamó pues había estado escondido, durante la Guerra Civil, en una cueva de Picos de Europa. «Nos vio en un reportaje y nos indicó dónde estaba la cueva, a la que nos costó llegar. Y donde él lo describió estaba enterrado un diario que había ido escribiendo y que le devolvimos», puntualizan.

El compañerismo es vital en este grupo, confiar unos en los otros y conocerse. Prueba de ello es la frase con la que Bumer se despide de su compañero, «Ovidio es parte de nosotros, y siempre va a estar aquí». Porque ellos dejan su alma en cada uno de los rescates que realizan.

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