Generación pandemia

La sensación de un baby boom pandémico derivado del confinamiento se desmorona si se atiende a los datos de nacimientos registrados en la provincia de León. Y es que la idea de que la obligación de estar en casa iba a hacer crecer la estadística de natalidad, finalmente no ha surtido efecto.

La incertidumbre laboral y la inestabilidad que ha envuelto a muchos leoneses ha puesto palos en las ruedas de quienes deseaban lanzarse a la aventura de tener hijos, pero las horas 'atrapados' dentro del hogar parece haber sido el empujón definitivo para otros.

Así lo pensaron Salomé e Iván, quienes recibieron a su hija Martina el pasado 1 de marzo. «Nosotros debido a nuestra situación laboral ya estábamos pensando anteriormente, pero por el confinamiento pensamos que qué mejor momento que este». El trabajo ha sido un factor clave en su caso, tal y como admite Iván: «nosotros por suerte trabajamos los dos y está claro que la situación laboral influye».

Casi al final del primer estado de alarma, Salomé se queda embarazada y empieza una ilusión en la que los miedos de toda la población se han visto magnificados en el caso de las gestantes. «Tienes un poco de miedo, sobre todo antes de dar a luz, y las medidas de coronavirus tienes que adoptar todas para que la niña este libre», explica Salomé, quien admite que lo más duro es no poder viajar con la recién nacida para que la conozca la familia que vive fuera de León.

Un par de meses antes que Martina, Vega llegaba al mundo de la era del coronavirus. Un 28 de diciembre, Álvaro y Susana se convertían en padre y madre después de un embarazo en Madrid alejados de su familia leonesa y gijonesa. «Quizá eso ha sido lo más duro, no poder compartir con la familia cómo iba creciendo la barriga», explica Susana, quien también ha llevado mal el tener que acudir sola a las pruebas médicas durante la gestación. Su marido, Álvaro, explica que ahora en el pediatra sólo puede entrar también una persona, una circunstancia que tampoco es agradable para él.

«Cuando Vega sea mayor tendremos que explicarle cómo era el mundo en el que nació, seguramente muy cambiado al de cuando crezca para entenderlo», reflexiona Álvaro. La protección de las mascarillas genera en Susana un desasosiego: «creo que cuando salimos a la calle y la niña me ve con mascarilla no me reconoce, no se ríe tanto como cuando estamos en casa».

Jesús es el bebé más mayor de esta historia de generación coronavirus en León. Nacía el 23 de noviembre, y sus padres, Nerea y Jesús cuentan que su experiencia hubiera sido obviamente «diferente» si hubieran tenido un hijo sin un contexto de pandemia. «Igual el primer mes que él es pequeñito tienes miedo de todo. Dices, no lo toques… evitas hacer cosas que sí igual hubieras hecho», cuenta Nerea, quien admite que han actuado «forma diferente por el miedo a si le pasa algo». Este bebé es la tercera generación de Jesuses, y su padre de mismo nombre, ha aprendido a «abrirse y disfrutar de ser padre, aunque admite que siente «miedo de que cualquier persona venga a ver al peque. Todo es preocupante».

Como todos, Nerea pensaba al principio de su embarazo que para cuando su bebé naciese todo habría terminado: «es cierto que cuando supe que estaba embarazada, que empezó todo el confinamiento, pensé… para noviembre malo que no haya pasado». Al final, Jesús nació, y el coronavirus seguía entre nosotros. Su padre, tiene claro que cuando el niño sea mayor y el coronavirus sea historia, le contará la parte amable de esta pandemia sin olvidar la importancia de esta etapa para la humanidad. «Le contaré cómo ha sido de curioso su nacimiento y con el paso del tiempo, él verá que cuando nació, la situación era histórica».

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