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Francisco Rodríguez Llamazares y Luis García Gutiérrez toman asiento en una de las salas de reuniones que tiene la basílica de San Isidoro. Seguramente en un escenario muy parecido Francisco le comunicará a Luis su renuncia como abad de San Isidoro y su deseo de que fuese él el que ocupase su lugar.
Luego vino todo el proceso litúrgico que acompaña esta decisión culminando esta sucesión con la confirmación del obispo de León, el padre Luis Ángel de las Heras. Un cambio pensado y meditado desde hace tiempo que nace de la normalidad. «Fue una decisión reflexionada, pensada, meditada y orada. Me decidí a tomarla sobre todo pensando en primer lugar en el bien de la Colegiata, creí que la decisión mejor era que alguien, en este caso don Luis, se hiciera cargo de la responsabilidades, de las actividades y ocupaciones», apunta Francisco Rodríguez.
Pero esto no significa que Don Francisco abandone sus quehaceres diarios en San Isidoro, simplemente de algún modo deja de ser la cabeza visible de una institución a la que se ha entregado. «Lo que puedo decir es que ha sido una persona entregada absolutamente e indiscutiblemente a San Isidoro todos los minutos de sus días. Bien merece ese reconocimiento, don Francisco es como aparece ante las cámaras, una persona sencilla, abierta, con la que se puede hablar fácilmente; ha sido un ejemplo», expresa Luis García Gutiérrez.
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El testigo lo coge alguien que conoce bien la institución. A la veintena de años como sacerdote de la Diócesis de León hay que sumarle los doce años que lleva Don Luis entregado a San Isidoro. «Ya es un tiempo en que me ha dado la posibilidad de conocer la casa muy bien, con don Francisco se trabaja muy bien, que también es un aspecto muy importante porque yo ya estuve durante mucho tiempo con él de segundo y eso me facilitó conocercoas que haces son más complicadas», explica Luis García.
Muchas reformas se han llevado a cabo con Francisco de abad. Decisiones, en muchos casos arriesgadas, que han dado aun más esplendor a este espacio. Durante su periodo se han llevado a cabo remodelación del 'Hotel Real Colegiata', las intervenciones en las pinturas del Panteón Real o en claustro o la reforma del museo que está a punto de culminar. «Afronté esto quizá porque no era consciente de lo que supone y no quiero asustarle a Don Luis. San Isidoro, los compañeros y las instituciones han ido un poco ayudando en estas decisiones y, poco a poco, se han ido encajando esta serie de reformas. La providencia de Dios ha estado ahí presente y gracias a ella se han llevado a cabo estas reformas en San Isidoro», explica Francisco.
Ahora, le toca el turno a Luis quien agradece el legado de Don Francisco y por eso se inclina por la continuidad. Él será el que dibuje el futuro de San Isidoro, lo primero culminar la reforma del museo. «Esperemos que podamos inaugurarlo, será un incentivo más para que la Colegiata brille. Y esa es la línea, tampoco hay parámetros claros que tengamos que seguir, iremos viendo lo que va surgiendo en cada momento y las necesidades que hay. En la Iglesia confiamos en la providencia de Dios y lo que vaya surgiendo trataré de responder lo mejor que sepa y pueda, siempre apoyado de los compañeros, por supuesto», apunta Luis García.
Una de las dudas es que pasará con el vino de la famosa cuba de Santo Martino que permanece todo el año oculta y cerrada y tan solo el día de Jueves Santo se abre. «Pues mira, en relación al vino, no había caído en la cuenta de que tengo que dejar libremente una de las llaves de la puerta de la cuba, se la tengo que entregar solemnemente al abad, que ya no es mía, entonces ahí sí que me voy a sentir un poco aliviado porque al tener la llave siempre puedes tener la tentación de tomarte una copita de un buen vino», ironiza Francisco.
La humildad se palpa en el ambiente en estos dos leoneses con gran sentido del humor que no está reñido con la seriedad y solemnidad que guardan en los momentos litúrgicos. Sentados en una de las zonas menos conocidas pero de las más importantes de la basílica por lo que alberga se encuentran el presente y el futuro de San Isidoro, uno de los lugares emblemáticos para los leoneses. «La verdad, creo que sin pasión, se puede decir que San Isidoro en la historia de León. El pueblo leonés y la gente de León tiene un afecto muy peculiar hacia San Isidoro», apunta Francisco.
Más de diez siglos de historia guardan las paredes de San Isidoro en las que en un pequeño recuadro figuran el nombre de Francisco Rodríguez Llamazares y Luis García Gutiérrez aunque este último todavía no se ha terminado de escribir.
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Abel Verano
Fernando Morales y Álex Sánchez
Sara I. Belled y Jorge Marzo
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