La Audiencia de León juzga a un varón por agresión sexual a una trabajadora en agosto de 2013. Casi siete años después se ha llevado a cabo el juicio por el cual tanto el Ministerio Fiscal como la Acusación Particular piden ocho años de prisión ... .
Publicidad
El juicio se ha iniciado con la declaración del acusado quien asegura que «mantenía una relación normal de jefe empleada». Las primeras preguntas se han centrado en las horas de los hechos y los diferentes encuentros que en esa mañana tuvieron acusado y víctima y en los que él asegura que sólo hablaron de temas de trabajo.
Tras más de una hora de declaración, le ha tocado el turno a la víctima que detrás de un biombo y muy nerviosa ha explicado su versión de los hechos. La joven recuerda con nerviosismo cómo aquella mañana su jefe entró en la habitación que se encontraba limpiando y cerró la puerta dirigiéndose al baño donde la mujer se encontraba limpiando. Allí el varón de bajó la camiseta y la ropa interior y la lamió uno de los senos. Unos hechos que la acusación considera probados al haberse encontrado ADN del acusado en el pecho de la víctima.
Tras estos actos, la trabajadora intentó escapar y de nuevo el acusado la agarró contra la pared y le introdujo los dedos en la vagina. Cuando la joven consiguió zafarse huyó del la habitación y del albergue corriendo.
Tras ello, la víctima necesitó dos años de tratamiento psiquiátrico y psicológico que llevó a cabo en una provincia vecina de la que es natural. Además estuvo de baja laboral durante un año y en la actualidad recordar esta situación le ha provocado durante el juicio momentos de ansiedad y estrés.
Publicidad
Por su parte, el acusado ha insistido en todo momento que nunca le puso la mano encima y que esa mañana hasta que «ella desapareció sin decir nada» sólo tuvo dos encuentros con su empleada y fueron por motivos laborales.
Al ser preguntado por la fiscal por cómo su ADN acabó en el pecho de la joven el acusado ha respondido que «yo tengo ADN de cualquiera de mis trabajadores». El dueño del albergue insistió en varias ocasiones que el establecimiento y su casa «son zonas abiertas para mis empleados», por lo que considerea que la víctima pudo hacerse con su ADN para inculparle.
Publicidad
El acusado también ha insistido en que durante mucho tiempo se preguntó el por qué de esta acusación y que ahora «entiendo todo, porque me han dicho que lo ha hecho otras veces».
Tras la declaración de otros testigos, como la empleada que se encarga de la recepción y que ha cambiado la declaración que llevó a cabo dos días después de los hechos, el juicio ha quedado visto para sentencia.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.