La fiscal pide tres años de cárcel a una mujer por estafar, al hacerse pasar por psicóloga, a dos familias

La acusada, entre 2009 y 2016, aprovechando su cargo en la asociación y la buena imagen que había adquirido a lo largo del tiempo, tanto en redes sociales como en medios de comunicación, comenzó a generar confusión sobre su condición de psicóloga, aunque no ostentaba titulación oficial alguna.

A pesar de ello, empezó a ofrecer servicios a personas que tenían trastornos de personalidad o alimentación, prestando tales servicios en su domicilio familiar donde mostraba diversos diplomas de enseñanzas no regladas.

En 2009 comenzó a tratar a una niña con trastornos de alimentación y sobrepeso a la cual «internó» en su domicilio con el fin de proporcionarle una dieta acorde y ayudarle en sus estudios. Para ello, su familia pagaba 1.200 euros al mes desde febrero de 2009 hasta julio de 2013.

En este tiempo, la acusada se enteró que dos años antes de que la menor entrase en régimen de interna en su vivienda había sufrido un accidente en el colegio. Esta información la usó en su beneficio para convencer a su madre de que reclamase judicialmente una indemnización al centro escolar, la cual se ofreció a contratar ella misma, aunque nunca tuvo esta intención, tal y cómo relata el fiscal en su escrito de acusación.

Para llevar a efecto esta reclamación la acusada pidió la entrega previa de diversas cantidades hasta un total de 17.200 euros con el concepto «depósito juzgados», figurando como beneficiario el marido de la acusada, sin que esté acreditado que éste dispusiera de dicho ingreso ni conociera la treta urdida por su esposa. Más tarde se realizó otro pago con el concepto «destino juzgados», figurando en este caso como beneficiaria la acusada, y una entrega en efectivo por importe de 2.000 euros, por la cual la acusada le dio un recibo con el concepto de «abogado». La acusada, persistiendo en su engaño, informó a la madre de la menor que había recaído sentencia favorable y se había obtenido una cuantiosa indemnización, pero que algunos recursos dilataban el cobro del dinero. Con el tiempo y sin tener noticias la víctima de la estafa averiguó que el juicio había sido una falacia, no devolviéndole la acusada el dinero con el pretexto del que le debía por el cuidado de su hija.

En 2015 con la intención de seguir sacando dinero de su falsa condición de psicóloga se ofreció a atender a otra persona que estaba en tratamiento médico, según se informó y diagnosticó desde el Hospital de León. Su segunda víctima de estafa le había encomendado el cuidado, asistencia en sus gestiones cotidianas y el seguimiento de una terapia para su hermano, por una cuantía de 1.400 euros al mes, durante seis meses.

En este contexto, la acusada llevó al paciente a su domicilio familiar y le mandaba tareas supuestamente de rehabilitación, pero también le convenció para custodiar su libreta bancaria y firmar una autorización para sacar dinero, acceder a sus cuentas y gestionar sus seguros.

De este modo, la acusada se fue quedando con dinero suyo injustificadamente hasta alcanzar un total de 8.309 euros. Además el 17 noviembre de 2015, el varón convencido por la acusada canceló un fondo de inversión de 13.743 euros. Aprovechando este aumento de saldo en la cuenta bancaria, la acusada realizó reintegros en efectivo quedándose injustificadamente con su importe hasta los 13.600 euros.

La fiscal considera que los hechos relatados son constitutivos de un delito continuado de estafa con agravante de abuso de confianza y pide para ella tres años de prisión. Por su parte, ha pedido el sobreseimiento para el marido de la acusada tras una investigación en la que considera que «no ha quedado acreditado de forma suficiente para formular acusación fundada en Derecho contra él» que participase en los hechos ni siquiera que tuviera conocimiento del plan.