Premios CyL- Carolina Rodríguez
«Al final, todos tenemos que pagar un precio, pero ese precio merece la pena»Premios CyL- Carolina Rodríguez
«Al final, todos tenemos que pagar un precio, pero ese precio merece la pena»Emocionada como una niña pequeña, eufórica y agradecida. Así se muestra esta mujer de 36 años, tres veces olímpica y gimnasta individual que más veces ha sido campeona de España, además de medallas de oro y bronce en los Juegos del Mediterráneo, entre otros trofeo ... con los que tiene «invadida» una plata de la vivienda de sus padres. Sin desvinculares del deporte y ampliadas sus perspectivas profesionales al mundo de la Psicología, es madre de una bebé de poco más de un año y, por ahora, mantiene su residencia en su ciudad natal, León.
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¿Qué le hace sentir este reconocimiento?
Era algo que sabes que está ahí, has visto a otros grandes del deporte conseguirlo y dices, qué bonito, qué bien que se lo reconozcan, pero nunca imaginas que te vaya a llegar a ti. Estoy muy ilusionada. Creo que es merecido, aunque sea por todos los años de trayectoria profesional que llevo a mis espaldas, pero me hace especial ilusión que sea en Castilla y León y de la mano de la gente que siempre me ha estado apoyando.
¿Cómo es su vida actualmente?, ¿quién y qué la protagoniza?
Soy entrenadora en el club Ritmo, recientemente he sido madre y en eso se basa básicamente mi vida. Ha habido varios años en lo que no estaba encasillada en lo que quería hacer, he viajado mucho por el extranjero y finalmente, de momento sigo en León, mi ciudad natal Terminé Psicología y estoy reubicándome un poco en la nueva vida después de haber dejado el deporte como principal dedicación.
¿Piensas dedicarte a la Psicología, tienes algún cambio más de vida previsto?
Es especular sin más. Claro que me gustaría vincular la psicología a algo que pueda servir a otros, dentro de la experiencia que yo he tenido de vida. Veremos a ver cómo lo enfocamos.
¿Echa de menos algo del pasado?
Cuando lo dejas sientes una especie de alivio, tristeza, una mezcla de todo. Por suerte, como he seguido compitiendo a nivel nacional hasta hace poco tampoco es que tenga una espina clavada de pensar que me queda algo por hacer. Lo dejé de forma sopesada, en lo más algo que pude, que fue después de unos Juegos Olímpicos, independientemente de que después hiciera alguna liga nacional con el club, pero no me arrepiento de nada y no echo en falta nada. Hay veces que te gustaría volver a esos viajes, a esas experiencias que te da el deporte, y que otra manera no hubiera tenido, pero sinceramente como sigo vinculada al Club Ritmo no tengo esa sensación de vacío.
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¿Los éxitos compensan completamente los sacrificios y las renuncias?
Esto depende de cómo te lo tomes. Para mí sí que merecieron la pena. No solo miras el reconocimiento a nivel social o la compensación económica que busca algún deportista. En mi caso va más allá, con las experiencias que he tenido. El reconocimiento de la gente y de la gente que ha trabajado conmigo es lo más importante. Es un camino duro, porque hay más reconocimiento cuando estás en la élite y luego vuelves a la realidad de la mayoría de la población, que es buscarte la vida de alguna manera y salir adelante. No me arrepiento y ojalá el resto de chicas tuvieran las experiencias que yo tengo vividas. Hablarás con gente que haya hecho lo mismo o más que yo y diga que no le ha compensado. A mí sí me ha compensado, porque me he sentido realmente realizada.
¿Qué fue su soporte en los momentos más críticos?
En lo deportivo, principalmente la entrenadora, Ruth Fernández, la que hacía las horas conmigo. Era el soporte básico cuando yo ha no podía más o mi cabeza decía que no podía más, ella estaba siempre ahí para empujarme. Por otro lado, evidentemente, mi familia, la gente que me ha querido y la que ya no está; toda la gente con la que me he rodeado que es un círculo muy cercano y muy unido. Es lo que me ha merecido la pena para poder continuar en los peores momentos.
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¿Cambiaría algo de tu trayectoria o de la manera de afrontarla?
He sido un poco complicada a veces y me hubiera gustado tener la experiencia que tengo ahora, pero siendo más joven, más que nada para no sufrir tanto. Pero eso es difícil. No cambiaría nada… sí los malos momentos, pero es que forman parte del proceso. Cada vez que me venía un buen momento se me olvidaban diez malos. Y con este premio parece como que de repente vuelvo a estar en la euforia; que me llegue ahora después de retirada es como volver a tener ese baño de masas, ese éxito… todo.
¿Qué le dice a quien está empezando en el mundo de la gimnasia rítmica?
Principalmente, que hagan deporte para pasárselo bien, porque es una forma de disfrutar el tiempo libre. El deporte genera relaciones sociales, más hoy en día porque nos encerramos un poco en el tema de las nuevas tecnologías y parece como que nos relacionamos menos y el deporte eso lo sigue manteniendo. Y si tienen la fortuna de que destacan y pueden llegar a cumplir sus sueños, que mantengan esa resiliencia y que sigan adelante con todo. Al final, todos tenemos que pagar un precio, pero ese precio merece la pena.
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¿Cómo ve, en general, el papel y el protagonismo de las mujeres en el deporte?
Es verdad que hemos tenido años en los que la mujer estaba menos valorada que el hombre, pero eso está cambiando. Me alegro mucho de que a nivel televisivo se vea la liga de fútbol. Hay muchos aspectos que han mejorado y animo a empresas y a organismo a que apoyen el deporte femenino, porque realmente sí da espectáculo. Y luego es la forma en la que se enfoque. Podemos tener diferentes marcas porque genéticamente somos diferentes pero la mujer también da espectáculo en el deporte.
Cite algunos momentos inolvidables de su trayectoria…
En más de 20 años de carrera… es difícil. Recuerdo mi primer campeonato de España, que fue en Tenerife y era la primera vez que montaba en avión. Todo me hacía ilusión… bueno, como ahora (risas). Los Juegos Olímpicos, evidentemente es algo que por mucho que te cuenten hay que vivirlos; es otra de las experiencias con las que me quedo. Hay competiciones que podían no ser muy, muy importantes pero que me han hecho, por ejemplo, visitar Las Vega o hacer amistades en muchos países del mundo. Esas experiencias me las ha dado el deporte y la gimnasia en concreto.
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Alguna anécdota que le venga a la cabeza…
En mi primer torneo internacional, con 12 años, viajé con mi entrenadora de toda la vida, Ruth, a un pueblo de Bulgaria a un torneo muy reconocido y me sorprendió que nos montamos en un autobús destartalado por todos los lados, con agujeros en el suelo, como todo viejo. En uno de los sitios donde entrené el baño era una letrina y era como una visión totalmente distinta del mundo.
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