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Como si de un ritual se tratara el desembarco de los toros en los corrales de la plaza de toros de León es la primera 'faena' que los organizadores del evento taurino tienen que realizar para cumplir escrupulosamente el reglamento sobre estos espectáculos.
Más de ... una veintena de personas participan en esta primera toma de contacto de los astados con la plaza donde los próximos días serán lidiados.
Todo comienza con la llegada del camión a la zona de desembarque que da a los corrales, en ese momento, Morán y Marcelo, delegado gubernativo y el presidente respectivamente, se hacen cargo de dirigir el desembarco de los animales a los corrales.
Estos dos expertos componentes del Cuerpo Nacional de Policía son de los pocos policías capacitados en la ciudad de León para que el cumplimiento del reglamento sea llevado a cabo con un escrupuloso rigor y seguridad.
En primer lugar, se procede, por parte del delegado gubernativo, a la retirada del precinto del camión, comprobando que el mismo no ha sido manipulado, con el fin de evitar de que los animales hayan sido sustituidos por otros durante el trayecto de la finca a la plaza.
Una vez realizada esta comprobación, el conductor del camión, a parte de sus datos personales, entrega a la autoridad los crotales y las guías de transporte de los animales para su posterior comprobación.
A partir de ese momento, uno a uno comienzan a desembarcar los animales. Los operarios de la plaza, bajo la sabia de dirección de Gustavo Postigo, acompañado de los mayorales y los representantes de las ganaderías, irán pasando a los animales de corral en corral.
Tanto el presidente Marcelo, como el delegado gubernativo Morán, y los seis veterinarios asistentes comprueben la correcta filiación de los animales. Peso, edad, estado de salud, morfología, etc, para determinar si son aptos para la lidia en la plaza de toros de León -de segunda categoría- o no.
El primer toro es reacio a salir de camión, pero no se resiste a la experiencia de los operarios de la plaza, finalmente consiguen que emboque la rampa de descarga. Al final de la misma se encuentra la bascula de pesaje. Morán y un veterinario comprueban el peso del animal.
Tras ello, pasa al primer corral. Desde la parte alta, Marcelo, otro veterinario y el mayoral de la ganadería comprueban el número del animal que tiene grabado a fuego en el costillar, así como el guarismo (último dígito del año ganadero de nacimiento) que tiene en la paletilla delantera derecha y que identifica la edad del toro.
Una vez realizadas esas comprobaciones, el animal pasa a otro corral donde se encuentra con los bueyes o cabestros. Estos animales son utilizados para el manejo del toro bravo dentro de los corrales de la plaza, si no fuera por la ayuda de estos animales y la pericia de los operarios de la plaza seria complicado trasladar a los toros por las distintas estancias de los corrales de la plaza.
Seguidamente, y acompañado por los cabestros el toro pasa al corral central donde esperará a que el resto de hermanos sean desembarcados y así que vuelvan a reunirse después del viaje de la finca a la plaza.
La secuencia de desembarco se repite toro a toro hasta que todos están pesados e identificados correctamente.
Ya con todos los toros en los corrales, los veterinarios y el delegado de gubernativo bajan a los burladeros del corral central para volver así a comprobar las numeraciones de los toros como el estado físico de los mismos.
Durante más de media hora, tanto los veterinarios como el delegado gubernativo analizan y toman notas de cada animal sobre la morfología del animal, estado físico, estado de las astas, trapío para posteriormente realizar las actas legales que exige el reglamento de espectáculos taurinos.
Para finalizar y con todas las notas tomadas sobre los animales inspeccionados veterinarios, delegado gubernativo y presidente se retiran a deliberar para con posterioridad redactar las actas sobre el estado de los animales.
En esta ocasión un toro no ha superado el peso mínimo de 435 kilogramos de peso para poder ser lidiado en la plaza de León, circunstancia que se le ha trasladado al representante de la ganadería para que devuelva el toro a la finca de origen.
Después de la descarga y una vez pasado el primer reconocimiento veterinario los mayorales se afanan en alimentar a los animales para que su estancia en los corrales sea los más acogedora posible antes del día de la lidia.
Previo a la lidia los toros pasarán un segundo reconocimiento veterinario y se procederá a la realización de los lotes de lidia y sorteo de los mismos entre los toreros participantes.
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