Las peñas toman León para anunciar las fiestas

El entorno de la plaza del Grano citaba a centenares de jóvenes -algunos no tanto- para un día especial para todos ellos. Recogían armas antes de saltar al ruedo y cualquier cosa valía para coger fuerzas.

Poco a poco, Santa María del Camino se teñía de un sinfín de colores. Azules, negros, rosas y amarillos combinaban, aún separados en pequeños reductos a la espera de los más tardones.

Pasaban unos minutos de la una de la tarde cuando la percusión y el viento metal hizo llamada y El Vestuario tomaba la cabecera. Tras ellos lo harían Titos, Purgatorio y Consistorio, así hasta 25 grupos que se sumaron en esta víspera de víspera al desfile de peñas de San Juan y San Pedro.

El sonido, el color y la alegría fueron conquistando la ciudad. Las peñas de la Federación 'Reino de León' anunciaron a los que aún no se hubieran enterado de que la capital está en fiestas.

Las charangas acompañaron el desfile aportando el ritmo y recordando esos temas que obligan a moverse al más parado. Ilusión entre los más pequeños y futuros peñistas; sonrisas entre los más mayores que se asomaban a ver el paso de las agrupaciones; mezcla de incredulidad y no saber muy bien qué estaba pasando entre los turistas y peregrinos.

Las peñas se entregaron entre sandías, clavados en un bar, bajo la amenaza de si lloverá y yo veré y al ritmo de un sol que se negaba a salir a pesar de las advertencias del chipirón.

El recorrido fue ordenado, al menos hasta la dispersión final, con tiempo para detenerse y echar un baile, agacharse y volverse a levantar, sorber un trago de cerveza y hacer parada y fonda para recargar víveres antes de seguir la marcha.

Peñas y charangas estarán todo el día disfrutando de San Juan y San Pedro, ambientando una ciudad que necesitaba darse una buena fiesta y recordando que no hay edad para darse la alegría de ser peñista por un día.

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