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La noche más corta del año y, sin embargo, casi eterna en León.
Una noche donde la magia, la superstición, la tradición y la fiesta se han vuelto a unir en torno a la gran hoguera de San Juan.
Fuego que ha desafiado a ... la lluvia y que, un año más, ha citado a cientos de leoneses para cumplir con una ancestral tradición.
Con el eco aún de los fuegos artificiales, el fuego ha trepado por la historia de León, por San Isidoro, cuna del parlamentarismo, hasta alcanzar al gallo que, como pregonó Jesús Vidal, cantó victorioso las viejas hazañas del Reino leonés.
Hermosa hoguera donde las hubiese que, con el paso de los segundos, se doblegó a las llamas que jugaron a su antojo con el pasado y el presente de León escenificado en ese Congreso de los Diputados luciendo los pendones leoneses.
No así con rey Alfonso IX y los representantes de los 'Tres Estados' a los que por primera vez un rey convocaba a la Curia Regia y que se resistían al fuego, intactos, preservando viva la esencia del León más imponente.
Finalmente, los bomberos tuvieron que intervenir para que el fuego culminarse por devorar la imponente falla mientras en el aire flotaban ya los deseos de los leoneses en una noche en la que todo parece posible.
Un colofón único para la noche de la luz y el color de este 23 de junio que ha dado el pistoletazo de salida a las tradicionales fiestas de San Juan y San Pedro.
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