No recorrieron las cien doncellas las calles de la capital desde las parroquias de San Marcelo, San Martín, Santa Ana y Santa María del Mercado para postrarse ante el califa, pero sí se llevó a cabo la exhibición de las danzas árabes. Y es ... que ni la pandemia ha cambiado el destino de la ciudad.
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Cincuenta doncellas nobles y otras cincuenta plebeyas. Bajo la atenta mirada de la Basílica de San Isidoro se presentaban las doncellas con miradas desconcertadas ante el representante del Emir de Córdoba. La ciudad quería agradar al Emir y mantener así la paz, pero ellas eran el tributo y León no lo iba a consentir.
Un obsequio para Abderramán I con el que pretendían mantener la paz y evitar así que los árabes atacasen las tierras leonesas por ser cristianas.
Presentó la sotadera a las 100 jóvenes mujeres y todo parecía ir según lo previsto, pero la rebelión de las doncellas terminó en una gran batalla. No estaban dispuestas a ser un tributo.
El acto se recuerda cada año como antesala a Las Cantaderas, en las que las 100 doncellas ya son libres, tras la victoria en batalla.
Un acto que León lamentó perderse el pasado año debido a la situación sanitaria y que en esta ocasión ha tenido que ser modificado, pero si ha visto celebrada la recreación de la entrega de las doncellas al representante del Emir.
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