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La Virgen del Camino
Jueves, 5 de octubre 2017, 15:47
No hay romería que no culmine en homilía. Tampoco podía faltar en la de San Froilán, que como es tradición, contó con la santa misa en el parque anexo a la basílica de la Virgen del Camino.
Bajo un sol de justicia que hizo pasar ciertos estragos a parte del público, necesitando de la intervención de Protección Civil, el solemne encuentro comenzó con la tradicional ofrenda al santo donde, a las flores y a los productos de la huerta, en representación a los colores de la tierra y al esfuerzo y el esmero de sus gentes, se sumó también la tradicional cuelga de rosillas y la jota, con la que se simboliza la alegría de los leoneses.
La homilía fue oficiada por el obispo de León, Julián López, que recalcó la celebración en tiempos más veraniegos que otoñales para una fiesta llena de color y sabor leonés.
Después fue el turno, por quinto año consecutivo, de los peregrinos, que hicieron su propia ofrenda a San Froilán con la entrega de una mochila, signo de las inquietudes del camino y de un bastón, por ser apoyo en su caminar. Una ofrenda que culminó con la entrega de la vieira, una calabaza y un par de botas.
Se esperaba algún guiño por parte del clero a cuenta de la situación actual por la que pasa el país, y, de forma somera, en el momento de las peticiones, se imploró a las autoridades a que «marcasen un camino hacia la paz».
El solemne acto, de duración cercana a una hora, sirvió para venerar un año más la figura del ilustre patrón de la Diócesis de León, un milagrero al que 1.100 años después siguen rindiendo culto sus fieles.
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