Feve es una ruina. Al menos, en lo estético y en lo social. Una ruina para la propia compañía y una humillación para los leoneses que durante una década y forma estoica, han asumido cómo la cicatriz de su trazado urbano se cronificaba en ... medio de la incompetencia política.
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Aquella vieja compañía ferroviaria que en 1923 inauguraba el trazado entre León capital, estación de Matallana, y la localidad que daba nombre a la misma (a 29 kilómetros de distancia) ha perdido todo su brillo y servicio.
Los problemas de Feve se escenificaron una década atrás, en 2011. Entonces se acometió un proyecto que pretendía reactivar el uso de este tren en tres vertientes diferentes. En el terreno más urbano mediante una urbanización que permitiera romper la barrera que suponían 2,3 kilómetros de hierro y madera entre la estación y la zona de la universidad.
Durante décadas aquellas vías fueron un cuchillo clavado en el corazón de la ciudad, encajonadas entre muros de ladrillo y solo salvadas por pasos elevados a modo de tendederos de ropa. Entonces el nuevo plan de los gobiernos socialistas (local y nacional) apostaba por un área tranviaria que permitiera romper con esa fractura urbana de norte a sur y abriera las puertas a los vecinos de uno y otro lazo.
Fueron meses de felicidad para quienes pensaron que efectivamente el proyecto elaborado en papel tendría traslado a la realidad. Inicialmente se estimó en dos años las obras para recuperar la actividad en la estación del centro de la ciudad a través de un vial abierto al peatón y a los vehículos sin que ello, sobre el proyecto, interfiriera el tránsito ferroviario.
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Todo fue mentira, una gran mentira. Se rompieron las barreras, cierto, pero el tren jamás regresó. Las unidades de transporte de la compañía suman ya una década sin poder avanzar hacia el centro de la ciudad. Desde 2011 el vial se corta en La Asunción, a la altura de la zona universitaria, sin posibilidad material de superar los 2.367 metros que se extienden desde ese punto hasta la estación de Matallana.
EN DATOS
Los euros que cuesta el traslado de pasajeros de La Asunción al centro cada día.
Los años de obras, una década, cuando inicialmente serían solo dos. Las obras aún no han finalizado.
Los pasajeros perdidos por las obras y el descontrol en el 'conteo'.
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Los viajeros estimados al año en la actualidad.
Hoy, como ayer, y como anteayer, la compañía de vía estrecha vive pendiente de nuevos estudios técnicos y legales que permitan hacer compatible la circulación viaria con el tránsito de los vecinos en la zona.
Ni los semáforos habilitados en su día, ni las limitaciones de velocidad, han sido suficiente para reactivar la circulación. Hubo un momento en el que se llegó a comprar material tren-tran, pero aquellas unidades Also terminaron el juzgado, junto a sus contratos.
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Diez años después el Ministerio reconoce ahora que lo hecho hasta ahora no sirve, que se precisa de un nuevo reglamento de seguridad que permita hacer compatible el tránsito urbano de este tipo de trenes. Hoy se reconoce que el anterior proyecto ha quedado obsoleto y ahora no se puede recuperar «por imposibilidades técnicas. Es importante porque sino difícilmente llegará algún día a ser un nodo de transporte».
Esa es la versión de la 'empresa' mientras que los trabajadores de la compañía aseguran que, en realidad, el problema está en la compra de unidades tren-tran. «Si se hubieran comprado todo estaría resuelto porque las unidades tren-tran cuentan con sistemas idénticos a los tranvías urbanos y por lo tanto serían plenamente utilizables», han asegurado a leonoticias de forma reiterada.
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A la espera de que este 'dilema' se resuelva la realidad es que desde que se iniciaron las obras de integración Feve ha perdido cerca de 300.000 pasajeros dada la complejidad de uso de este transporte y la ausencia de revisores en las unidades en tránsito, lo que facilita su uso gratuito y sin control.
En 2011 Feve movilizó a un total de 329.000 pasajeros, según los datos que constan en el registro de la compañía, mientras que en 2016 la cifra descendió hasta los 131.600 viajeros. En la actualidad esa cifra podría estar por debajo de los 60.000 viajeros.
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La situación, ahora crítica, debe encontrar una solución de urgencia. La última idea ha sido instalar trenes eléctricos que se desplazaran por encima de las vías. «Una tomadura de pelo», dicen los trabajadores. «Serán ecológicos», se advirtió desde fuentes socialistas. Fue una propuesta que, por el momento, se ha quedado en nada.
Feve, según el cálculo de diferentes formaciones políticas, ofrece servicio a 30.000 habitantes que viven en el centenar de pueblos principalmente de la montaña leonesa. El coste adicional por la imposibilidad de alcanzar la estación de Matallana es, según esos mismos cálculos, de 700 euros al día.
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