El tren ha marcado la vida y el progreso de la provincia de León a lo largo de más de un siglo. Desde que llegara la primera máquina en aquel agosto de 1863 procedente de Palencia, el traqueteo no solo ha marcado la línea ... de progreso de la ciudad y la provincia, sino que ha influído en todos los aspectos de la vida local. León capital y Ponferrada (por apuntar solo dos ejemplos) han crecido más allá del límite marcado por la línea férrea, que las ha unido con el resto de España y ha vertebrado su industria.
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En los últimos días, 'aparecían' en la acera de la avenida de Palencia dos raíles del tren que por allí pasaba. Un homenaje al ramal ferroviario por el que se transportaban los bienes y consumibles de empresas como Industrias Vigonz, Aceites Elosúa, Productos Químicos Abelló, Silvino Inyesto o Jabonera Leonesa.
El tren ha sido sinónimo de progreso hasta el punto de que, a día de hoy, lo sigue siendo. Aquel León que veía la pujanza económica en el ramal capitalino no dista mucho del que solicita que el tren llegue (también por otro ramal) al Polígono de Villadangos. Hasta la fecha, empresas como Latem Aluminium utilizan el apeadero de Villadangos, a varios kilómetros del propio polígono.
No hace falta viajar en el tiempo a 1863 para comprobar cómo ha cambiado todo de la mano de los vagones. Con marcar el reloj del tiempo tan solo cincuenta años atrás es suficiente para ver que en 1971 el tren no es ni sombra de lo que fue.
De hecho, la Alta Velocidad que unió Madrid con Sevilla en el 92 ha sido la mayor revolución ferroviaria que ha vivido el país en los últimos tiempos. Tocaría esperar hasta 2015 para ver como la primera máquina llegaba a la nueva estación provisional de León (que pasó a ser menos provisional de lo que nunca se imaginó).
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Pero si toca ponerse las gafas de aquel 1971 hay que cambiar la perspectiva. Eran tiempos en los que aún existía el Sáhara español, las 500 pesetas tenían billete propio, al Franquismo le quedaban cuatro años y la Unión Soviética afrontaba su nuevo Plan Quinquenal, orientado a la producción de bienes de consumo (intuyendo lo que ocurriría posteriormente).
El mapa de los ferrocarriles españoles bebía de ese estilo inconfundible. La piel de toro en un rojo potente contrastaba con el azul eléctrico del Mediterráneo, el Cantábrico y el Atlántico. Líneas rectas marcadas con escuadra y cartabón trazaban tanto los límites peninsulares como las conexiones férreas, como si no hubiera montaña, desnivel o río capaz de generar alguna curva.
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Desde León capital se podía ir en tren a Palencia (que conectaba tanto con Santander, como con Burgos y con Valladolid); a Astorga (Ponferrada y Galicia y la Ruta de la Plata, para bajar a Plasencia) y con Oviedo. Trenes lentos y revisores con mejor o peor humor marcaban los viajes en los que no escapaba un cierto punto de romanticismo que se compraba a cambio de una comodidad relativa.
En estos cincuenta años ha llegado el AVE, pero por el camino han desaparecido algunas líneas que tenían su importancia en la composición provincial. Pablo Marinas, ingeniero de la Universidad de Valladolid, apunta con sus gráficos a la grave pérdida de algunas líneas míticas del ferrocarril leonés, que toca describir a continuación.
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En el caso del Ferrocarril de La Robla, que une el municipio leonés con Bilbao, el paso de los años ha impuesto modificaciones tanto en su trazado como en su funcionalidad.
La realidad es que en 1975 el tramo Aranguren-Irauregui, ya en territorio vasco, empezó a ser desmantelado en beneficio de un tramo creado anteriormente (en la actualidad constituye una vía verde). Entre 1991 y 2003 los raíles dejaron de llevar a pasajeros, siendo de uso exclusivo para mercancias, hasta que hace 18 años se reanudó el uso para personas, si bien limitándose al Expreso de La Robla (un tren turístico), dejando el transporte diario de pasajeros para el Feve León-Bilbao, que enlaza en Matallana con el que llega de La Robla, actualmente sin uso.
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En cualquier caso, la pujanza y el progreso que supusieron este tren (unido necesariamente a la producción minera), no es ni sombra de lo que fue.
La línea hacía parada en La Robla, San Feliz de Torío, Matallana de Torío, Aviados, La Vecilla, Boñar, La Ercina, Yugueros, Cistierna, Prado de la Guzpeña y Puente Almuhey.
Uno de los ejemplos de línea que no ha sido totalmente desmantelada es la que unía Toral de los Vados con Villafranca del Bierzo, en el corazón de la comarca.
Casi diez kilómetros inaugurados en marzo de 1883, de la mano de la apertura del tramo Ponferrada-Toral dentro de la línea que conectaba a Palencia con A Coruña.
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Años de funcionamiento hasta que en 1985 (no fueron buenos años para el tren convencional) el uso de la línea se limitó a mercancías para conectar Toral con la fábrica de Cementos Cosmos.
Por la estación de Toral de los Vados aún pasa el servicio de Media Distancia que une Madrid con Vigo.
La línea tenía parada en Toral de los Vados, Cementos Cosmos, Parandones y Villafranca del Bierzo.
Como ocurriera con el Ferrocarril de La Robla, la línea Ponferrada-Villablino (el mítico Ponfeblino, como se conoce a este tren) nace por la necesidad de transportar el producto minero entre las dos localidades leonesas.
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Uniendo El Bierzo y Laciana a través de 63 kilómetros de vía, el tren discurría junto al río Sil desde el año 1919 (se construyó en solo diez meses, una auténtica proeza desde que se aprobara el proyecto por las cámaras Alta y Baja, siendo sancionao a los pocos días por el Rey Alfonso XIII.
Hasta el año 1999 la línea fue explotada por Minero Siderúrgica de Ponferrada, siendo abandonada en 2012. Sea como fuere, en la actualidad hay un ingente trabajo por recuperar la línea con fines turísticos.
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No obstante, desde 1996 dejó de unir las dos localidades, llegando de Villablino hasta Cubillos del Sil.
En sus inicios, el tren hacía parada en Ponferrada, Columbrianos, San Andrés de Montejos, Ramal a Compostilla I, Cubillos del Sil, Ramal a Compostilla II, Pradilla, Santa Marina del Sil, Toreno, Alinos-Antracitas de Gaiztarro, Matarrosa del Sil, Santa Cruz del Sil, Páramo del Sil, Corbón del Sil, Palacios del Sil, Cuevas del Sil, Villarino del Sil, San Miguel - Villager, Ramal de Caboalles y Villablino; con un ramal a Villaseca de Laciana.
Una de las pérdidas más dolorosas está en el desmantelamiento del Ferrocarril de la Ruta de la Plata. Igual que ocurre con la autovía, el tren vertebraba este camino histórico uniendo las provincias de la Región Leonesa desde Astorga.
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Inaugurado en junio de 1896, el tren no llegó a soplar las velas de su centenario. Las dos décadas fatídicas del tren convencional español (los 80 y los 90) pasaron por encima de la línea que unía Sevilla con Gijón, clausurando el servicio en 1985 en el tramo Astorga-Plasencia. ADIF comenzó a desmantelar las vías de esta línea en las provincias de León, Zamora y Salamanca en 2013, manteniendo la línea entre Sevilla y Cáceres.
No son pocas las iniciativas que surgen cada cierto tiempo reclamando la recuperación de esta línea, que algunos achacan a la pérdida de poder del oeste español.
El tren hacía parada en la provincia de León en Astorga, Valderrey, Riego de la Vega, Santa María de la Isla, La Bañeza y Cebrones del Río.
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Es sin duda la obra de nunca acabar. No faltan las noticias sobre la Variante de Pajares en los medios locales, normalmente a cuenta de un proyecto en el que no se ve la luz al final del túnel (nunca mejor dicho).
El pasado día 15 leonoticias avanzaba que doce manantiales y trece tramos de río seguían filtrando agua a la Variante de Pajares. La auditoría limita los daños ambientales a dos turberas y los estribos de seis puentes, aunque dice que antes de abrir la línea hay que revegetar mejor.
Los trabajos, que empezaron en 2005, siguen adelante a pesar de que en un primer momento se estimó que culminarían en 2010. Los problemas técnicos y las demoras en los contratos (principalmente a causa de filtraciones de agua en la ladera de Campomanes y a su poca estabilidad) han impedido que no esté en funcionamiento después de una inversión millonaria.
El proyecto mantiene conectar León capital con La Robla, y desde aquí hasta los túneles de Pajares. De hecho, la variante comienza en La Robla.
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