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La ceremonia de las Cabezadas pudo volverse a celebrarse en su fecha tradicional y contó con la presencia del cabildo isidoriano y la corporación municipal. María Fernández | Foto: Campillo

Una feminista Doña Sancha para unas eternas Cabezadas

Síndico y cabildo no logran ponerse de acuerdo -una vez más- y firman las tablas tras un extenso debate en el que Vera López otorgó a la reina e infanta el milagro de 1158 y que la corporación acude libre y voluntariamente a San Isidoro, mientras que Luis Rodríguez recordó a Homer Simpson para concienciar al pueblo de León de su obligación de cumplir con la ofrenda

Domingo, 24 de abril 2022, 13:30

Ni alargando el debate más de la cuenta, ni convirtiendo a la reina Doña Sancha en abanderada del feminismo o a Homer Simpson en un sacrílego de ficción, el pueblo de León y el cabildo de San Isidoro han logrado poner fin al eterno enfrentamiento del foro u oferta.

Las Cabezadas han terminado de la misma forma que lo llevan haciendo por los siglos de los siglos: en tablas. Unas tablas que han contado con varios intercambios de regalos, pero que ha acabado sin esclarecer si el cirio de un arroba bien cumplida y los dos hachones de cera que el regidor entrega al abad se hace de forma libre y voluntaria o por obligación adquirida en 1158.

Autoridades civiles, religiosas y militares, así como miembros de la Muy Ilustre, Real e Imperial Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, han acudido al claustro para rememorar la hazaña y hacerlo tal y como manda el calendario, el último domingo de abril, tras dos años en los que se ha tenido que llevar a julio.

Un intenso debate

Vera López, como síndico municipal, y Luis Rodríguez, como representante del cabildo, han mantenido un prolongado debate para rememorar la intervención de San Isidoro en el siglo XII que permitió acabar con una acuciante sequía que asolaba los campos del viejo Reino de León.

La concejala se la jugó a la baza del feminismo para defender que fue la intercesión de la infanta y reina, Doña Sancha, la que permitió devolver el arca del santo al templo. «En la mano de una mujer estuvo la solución compleja y delicada de los problemas. Debemos hacer mención a esta gran mujer», invitó en su reflexión a su rival en la contienda dialéctica.

Por su parte, el joven capitular pidió que se ejercite la memoria e hizo uso de ella para recordar la importancia que San Isidoro siempre ha tenido para la Iglesia y para la humanidad. Y también habló de Doña Sancha para lamentar que ella, una mujer entregada a Dios, pudiera imaginar que el pueblo de León iba a «prometer en falso y jurar algo por siempre jamás que no iban a cumplir».

Galería. El presidente de las Cortes, Carlos Pollán, saluda al abad de San Isidoro, Francisco Rodríguez.

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Galería. El presidente de las Cortes, Carlos Pollán, saluda al abad de San Isidoro, Francisco Rodríguez.

E insistió Vera en poner en valor esta figura femenina «sin cuya intercesión no habría milagro», situándola como una mujer adelantada a su tiempo, que peregrinó a tierra santa, recibió la bendición del papa y se le entregó en Francia una espina de la santa corona que depositó en tierras vallisoletanas. «Esa espina podría servirles ahora para incrementar su faltriquera con las monedas de los turistas», ironizó la edil de la corporación municipal, quien insistió en el mensaje feminista ante los miembros del cabildo para situar a Doña Sancha como responsable «de poder estar hoy aquí debatiendo de libertades, poder o derechos y relaciones entre el Estado y la Iglesia».

Tomó nota de todo ello Luis Rodríguez, aunque replicó ante la «falta de atención» de la síndico a sus palabras y rechazó que los canónigos isidorianos fueran peseteros porque «nuestros sentido es defender la ciencia de Dios y de los hombres». El portavoz del cabildo confirmó las hipótesis de su rival sobre lo «devota, adelantada a su tiempo» de Doña Sancha, y lamentó que ahora sean los leoneses quienes no quieran cumplir la con la palabra y voluntad de una reina que consideraba a San Isidoro su esposo y amaba la Iglesia. Y llegado a este punto, tiró de sketch de los Simpson, aquel en el que Homer pide la intercesión de Dios, sucede un milagro, y el protagonista se ríe de que se cumpliera. «Hicieron un juramento solemne que les obliga a venir aquí con aquello que se comprometieron y no hacerlo nos desdice como cazurros».

Intercambio de regalos

Como por el lado feminista la síndico no lograba derrocar la 'cabezonería' del clero, la política se fue a la vertiente democrática. Para ello estableció dos votaciones en el claustro: una para conocer si el pueblo quería sacar en rogativa a Doña Sancha al mismo lugar donde obró el milagro; otra, para hacer un donativo en favor de los refugiados de la guerra de Ucrania. La segunda tuvo más aceptación. Pero, por si acaso, López entregó al cabildo unas zapatillas deportivas, «a juego con su vestimenta», para que se preparara a coger las andas y caminar en procesión hasta Trobajo del Camino. Sin embargo, esta vez la petición no sería por la lluvia, sino por la paz. Aquí le tomó la palabra Rodríguez, quien hizo entrega primero de un libro de Doña Urraca, otra reina importante para la basílica, y de un pequeño olivo, que representa la paz y la vida.

Tras el intercambio de presentes, ambos ordenaron a los secretarios levantar acta, aunque sin coincidir en la escritura final. Mientras el síndico reiteró que la visita y la ofrenda se haría de forma libre y voluntaria, el cabildo dictó que se hizo de forma obligada.

Tras el acto de culto, en el interior de la iglesia isidoriana, la corporación dio nombre al acto de las Cabezadas con las tres inclinaciones, a golpe de bastón, y se despidió del clero citándose en el último domingo de abril, tal y como marca la tradición.

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