![Rosetón de la Catedral de León.](https://s3.ppllstatics.com/leonoticias/www/multimedia/2025/02/15/catedral-U2201738835579bYD-U2308413061720WB-1200x840@Leonoticias.jpg)
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La provincia de León y su ciudad están llenas de historias, leyendas y relatos fantásticos y sobrenaturales que generan que esta sea una tierra de leyenda.
Los templos son, quizá, uno de los lugares más recurrentes para ubicar este tipo de historias. Y el templo por antonomasia en León es la Catedral, donde las leyendas se agolpan en sus muros.
Después de relatar ya la leyenda del topo de la Catedral, la seo leonesa encierra entre sus paredes, entre sus muros de piedra de Boñar, otros relatos más aterradores, donde la historia y la tradición oral unen sus caminos.
Un sacerdote y periodista natural de Huelva, Carlos Ros, en su libro Fantasmas en las catedrales de España, documenta la existencia de hasta cuatro fantasmas que vagan, asegura, por la Catedral de León, todas ellas vinculadas a la rica historia de León.
Uno de los espectros que vagan en la seo leonesa es el de uno de los reyes más importantes de la historia de León: Ordoño II. Enterrado en la girola del templo, la leyenda cuenta que cada noche sale de su sarcófago para recorrer el interior de la catedral en soledad, disfrutando del templo legionense.
Pero no está solo, pese a que ese sea su deseo, en el interior de la catedral leonesa. Otro de los espíritus que allí habitan, según cuenta la leyenda, es el del obispo San Alvito, quien ordenó traer los restos de San Isidoro desde Sevilla hasta la Basílica. De hecho, algunos relatos señalan que, junto al obispo, aparece también el fantasma de San Isidoro, que cambia su habitual lugar de descanso por la Catedral cuando anochece.
El tercero de los fantasmas que vaga por la Catedral es el de otro obispo, Manrique de Lara. Su vinculación con Catedral está fuera de toda duda, pues fue el encargado de impulsar la construcción del templo en el siglo XII. Falleció en 1205, y sus restos fueron llevados a la seo leonesa una vez concluida, por donde camina contemplando la obra que él ordenó levantar.
El cuarto de los fantasmas, según relata la leyenda, es el del patrón de la ciudad, San Froilán, cuyo cuerpo yace en el interior del gran templo leonés y también sale de su tumba durante la noche.
A estos cuatro fantasmas, se le suma otros dos más, recogidos en la obra León Insólito - escrito por Javier Tomé, Pepe Muñiz y Ana Villanueva -, donde el terror, la historia y la leyenda se entrecruzan.
Y es que, según relatan en esta obra, el espíritu de un guerrero decapitado, que habita en el subusuelo de la que fuera la antigua iglesia medieval sobre la que se levantó la seo, vaga por los pasillos de la Catedral, con un carácter herido y agresivo.
Entre estos muros también se aparece una mujer, conocida como la 'dama de blanco', con una leyenda que dice que en las noches de la luna de llena, plena de dolor y nostalgia, se sube a la cúspide de la torre más alta de la Catedral para llorar la ausencia de su amado. Este nunca fue a buscarla y allí sigue, siglos después, esperándole con dolor en su alma.
Obispos, cánonigos, escultores y reyes descansan eternamente en la Catedral de León.
Pese a que León ha tenido más de un centenar de obispos, sólo hay doce sepulcros referidos a obispos medievales (san Pelayo, san Alvito, san Froilán, don Manrique de Lara, don Martín Fernández, don Munio Álvarez, don Rodrigo, don Martín 'el Zamorano', don Rodrigo de Vergara, don Juan del Campo, don Arnaldo, don Diego Ramírez de Guzmán, don Pedro Garcés y don Gonzalo Osorio), uno del siglo XIX en la capilla de San Antonio (don Calisto Castrillo), dos del siglo XX en las capillas del Carmen y la de San Andrés (don Luis Almarcha y don Carmelo Ballester), y otros dos enterrados en las últimas décadas (don Angel Belda y don Antonio Vilaplana).
A ellos se suman los sacerdotes de la Catedral o canónigos que, pese a que desde hace años son enterrados en el panteón de cabildo catedralicio en el cementerio municipal, antiguamente recibían sepultura en la seo. Destacan algunas tumbas como la de Juan Martínez de Grajal, Gonzalo Petri o el Maestro Facundo en el museo catedralicio. Otros están ubicados en el claustro, como el del deán Martín Fernández y los de los canónigos Munio Ponzardi, Domingo Juan, Adam Pérez, Diego de Robles, Nuño de Velasco, Juan Álvarez, Pedro García de Mixangos, Juan Rodríguez de Arévalo, Pedro Carrera o Juan García de Santillán.
También algunos canteros, escultores o arquitectos, en la fachada interior noreste del claustro - escondida ahora tras una de las esculturas retiradas de la fachada principal - se encuentra una inscripción que recuerda el lugar donde fue enterrado uno de los escultores del templo, Diego Copín de Holanda, maestro flamenco del silgo XV que trabajó en la sillería del coro.
En esa misma fachada, pero de forma más visible, aparece la lápida de Demetrio de los Ríos, quien llevase a cabo la gran restauración de la Catedral de finales del siglo XIX. Otros canteros, carpinteros y escultores que participaron en los primeros años de construcción del templo, como era costumbre en la Edad Media, podrían haber recibido sepultura en el suelo sin señal alguna de ello.
Pero las tumbas más importantes a nivel histórico son las regias. Allí está el rey Ordoño II, 'padre' de la Catedral, fallecido en el 924, pero también otros nobles como el infante Alfonso de Valencia, la condesa Sancha Muñiz - ambos en la capital de la Virgen Blanca -, Rodrigo Alfonso de Mansilla y su mujer, María Velázquez, junto a su nieto, Florián Mansilla - en la capilla de San Andrés -.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Iker Elduayen y Amaia Oficialdegui
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