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«Un embajador de la cofradía del oriciu por toda España y Europa, allá por donde fuera porque era muy querido en cualquier lugar». Así se refería Alberto Fernández Hortal a su amigo Mariano Santos Rodríguez, fallecido el pasado domingo, a los 74 ... años de edad, tras unos problemas de salud.
Todo son buenas palabras hacia este leonés, nacido en Puente Castro, y al que las circunstancias laborales trajeron hasta Gijón, en donde conoció a su esposa y tuvo a sus dos hijos.
Tras enviudar, Mariano Santos se encontró de forma inesperada implicado en el mundo de las cofradías, llegando a fundar una de ellas, la del oriciu.
«Estaba un poco perdido tras fallecer su mujer y conocía a amigos del barrio y empezamos a hablar de hacer algo».
Alejandro Fernández se refiere con cariño a quien fue «mi pareja de hecho en los viajes», ya que ellos dos se encargaron de recorrer Asturias para poner en valor a las cofradías. Fue cofundador de la del oriciu, el primer presidente de la misma y actualmente ostentaba el cargo de presidente honorífico.
La cofradía se presentó en sociedad en marzo de 2010, celebrando el primer capítulo como cofradía un año después en Gijón. Nació por iniciativa de un grupo de amigos que desde hacía tiempo se venía reuniendo en la ciudad, alrededor de unos fogones.
En época de oricios, nunca faltaban en el menú, por lo que decidieron dar un paso adelante, oficializando el grupo. En esta decisión tuvo mucho que ver Mariano Santos, al que sus amigos recuerdan como «un viajero incansable, que no paró de ir de un sitio a otro, hasta hace un par de años, que su salud no se lo permitió».
El presidente de la cofradía dice de Santos que «allá donde iba hacía amigos», dado su carácter abierto y afable.
«Para él, viajar y llevar la filosofía de estas entidades fue un desahogo y un descubrimiento de un mundo diferente que le apasionó», recuerda Alejandro Fernández.
Su implicación fue tal que lo nombraron cofrade de varias sociedades, como la del vino de Burdeos, la del Rioja y la de O Grove, entre otras. «Muy campechano, le gustaba mucho compartir y traslucía bonhomía», así habla Fernández, que asegura ha recibido decenas de mensajes y llamadas transmitiendo el pesar.
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