Una refugiada pinta en el MUSAC. Noelia Brandón

La añoranza se pinta de colores

Un grupo de refugiados dibuja en el Musac el recuerdo que tienen de su país de origen, en una iniciativa enmarcada dentro del Día Mundial de las Personas Refugiadas y organizada por el Servicio de Asistencia a Víctimas de Discriminación Racial o Étnica

Nacho Barrio

León

Jueves, 20 de junio 2019, 13:58

Jairo dice que es 'colombovenezolano'. Esa es la mezcla que lleva encima, a la que ahora sumará la de español, al menos de acogida. Una sonrisa continúa y la gracia para vacilar y caer bien son las armas de Jairo Osorio, aunque hoy las ... sustituye, al menos por un rato, por las pinturas de colores.

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Son los rostros del exilio en León y este jueves, en su día internacional, le han puesto color a su realidad en el MUSAC.

Junto a Jairo pinta Geraldo Escalona («Gerardo de Osorio», bromeaba Jairo). Unas palmeras en verde y naranja son su forma de plasmar la Venezuela que quedó atrás cuando vino a España. «Este es un país que acoge, lo que no pasa en otros en los que la mano no se nos tiende de esta manera», afirma Gerardo, que se sorprende de que «aquí se puede salir a la calle a cualquier hora sin peligro, tener un móvil o quedar con los amigos».

«Mi país nunca lo conocí»

Todos se esfuerzan para enviar dinero a los suyos que, en la lejanía, siguen viviendo en los países de origen. Es el caso de Abdí. Este joven que responde en castellano «aunque no es mi lengua materna» dejó atrás el campamento de refugiados en Argelia sin haber conocido nunca su país de origen, el Sahara Occidental. «En el campamento llegan hasta los 57 grados durante el día pero salir de allí fue difícil, tú te puedes ir pero no te sientes bien si tu familia está tirada allí, por eso muchos jóvenes vuelven, porque aunque viven mejor su vida no tiene sentido».

Tras dos años en España, Abdi sigue esperando obtener la condición de apátrida en el país de acogida. «Para nosotros no es nada difícil, porque lo difícil, que era salir de allí, ya lo lo hemos hecho».

El objetivo de la jornada no era otro que crear un espacio de intercambio de vivencias y experiencias entre la población refugiada y local mediante la expresión artística.

La experiencia de estos refugiados que quieren ser leoneses se plasma en los folios, tratando de explicar una situación en la que dejan atrás su tierra amada. Eso sí, hoy con una sonrisa de esperanza.

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