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El propietario de un estanco atiende a los clientes con mascarilla y guantes mientras una calle más allá varias personas revuelven entre la ropa de una tienda que ha decidido abrir a pesar de la recomendación. Son las dos caras de una misma moneda ... que puede caer del lado decisivo en lo que los expertos han denominado frenar la curva. Es el momento de conseguir que ese arco no crezca hacia el colapso del sistema sanitario y, ante eso, León ha reaccionado este sábado de maneras diferentes.
El presidente del Gobierno Pedro Sánchez anunciaba que a partir de este sábado España estará en estado de alarma ante la emergencia sanitaria creada por la enfermedad Covid-19. La medida, que será efectiva este domingo, además de limitar la circulación de personas, cerrará establecimientos comerciales, bares y de ocio, dejando únicamente abiertos supermercados, farmacias, comercios de alimentación, gasolineras y estancos. La recomendación dejaba en manos de los ciudadanos la decisión libre y voluntaria de acatarlo desde este mismo sábado, por lo que algunos han abierto con normalidad y otros han cerrado antes de que los consejos se conviertan en obligaciones.
Colas en los supermercados o a las puertas de carnicerías o tiendas de alimentación ha sido fácilmente reconocible en las calles leonesas este sábado. El miedo ante el confinamiento que seguramente conlleve el estado de alarma ha propiciado estas situaciones, aunque las autoridades ya han asegurado que los distribuidores de productos de primera necesidad contarán con las herramientas suficientes para garantizar el abastecimiento ante este estado que se extenderá al menos 15 días.
Quizá de camino a realizar esas últimas compras algunos han pensado que era buen momento para tomar el último café en el bar de confianza, dejando esta imagen en varias cafeterías del centro de León.
Otra de las recomendaciones lanzadas durante estos días y que se intensificaba este viernes era la de proteger a la población de riesgo en casa, es decir, personas mayores o con patologías respiratorias, entre otras. No obstante, aún con esa llamada a la responsabilidad de que este grupo de población no saliese a la calle, la estampa de un día normal frente a la plaza de Botines seguía siendo la habitual. Aunque en menor medida, algunos mayores se agrupaban alrededor de la fuente para conversar.
La Iglesia tampoco escapa de esa dicotomía entre acatar u obviar. Así, el museo de la Catedral permanecía abierto en la mañana de este sábado y la Iglesia de San Marcelo estaba disponible para el culto, aunque solo una mujer rezaba entre los bancos vacíos. Probablemente haya sido la última plegaria en la iglesia de esta feligresa, ya que minutos después la Diócesis de León ha cerrado todos los templos parroquiales.
Son las últimas horas de 'normalidad'. Hábitos que se acaban para luchar contra esta epidemia que ha roto los esquemas. La única certeza ahora es que sólo queda aguantar el paso de los días hasta recuperar esa vuelta a la rutina a la que habrá que esperar, en casa.
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