Maximino González se encontraba fuera de la ciudad cuando recibió la llamada de los agentes de Policía Nacional de León. Un individuo había asaltado su local utilizando un 'modus operandi' ya conocido en comercios cercanos. «Con una alcantarilla, de las que hay por la calle ... rompió la cristalera, no se complicó mucho», asegura González.
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Con el primer impacto el sísmico saltó contactando directamente con la empresa de seguridad que gestiona la alarma del local. Ellos lo pusieron en conocimiento de La Policía Nacional que rápidamente se desplazaron hacia el lugar de los hechos. «Dejó la alcantarilla dentro del local, accedió rápidamente al interior y fue directamente a la caja», explica el dueño del local.
Tras ser sorprendido por la rapidez con la que saltaron las alarmas, el autor de los hechos que actuaba en solitario «cogió todo lo que encontró en la caja, desde los billetes hasta las monedas de céntimo», indica González. Una técnica muy conocida para los agentes que continúan investigando los hechos, ya que las cámaras de seguridad pudieron captar al individuo en plena actuación.
A pesar de que el 'modus operandi' en este caso resulta familiar para la Policía Nacional, fuentes oficiales han confirmado a este medio que no se trata del mismo autor de anteriores robos, que se realizaron durante los últimos meses en el centro de la ciudad. Ya que el conocido como 'ladrón de la alcantarilla' se encuentra en prisión.
El autor que consiguió escapar antes de que los agentes llegasen, perdió dinero en efectivo en su huida y «no tuvo mucho cuidado con que no se le pillase», explica el gerente del establecimiento. A pesar de ello, logró huir con un botín que alcanzaba los 500 euros, según han confirmado fuentes oficiales de la investigación.
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El punto de venta mixto estanco-administración que regenta Maximino González ya ha sido noticia dos veces este año. Hace apenas una semana este leonés repartió un primer premio en la lotería de Reyes, pero esta vez la suerte, no le ha sonreído.
Tras conocer los hechos, González recuerda que llamó a uno de sus hijos para que acudiese a su establecimiento. «Me desperté pensando que estaba en León, pero desde Gijón yo no podía hacer nada», concluye el dueño.
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