«¿Eres el enfermero del Wanda? ¿El de las charlas? Sí, soy yo»

El 'éxito' le ha llegado de forma tan repentina que en las últimas horas habría necesitado de un jefe de prensa para organizar las decenas y decenas de entrevistas para las que ha sido solicitado

Jorge ha reconocido que todo lo sucedido le ha provocado una sensación de vértigo que asume si es en beneficio de los ciudadanos y alivia la tensión previa a la vacunación. Y lo ha hecho en sus redes sociales.

«¿Eres el enfermero del wanda? ¿El de las charlas? Si, soy yo», recoge en su Instagram.

Y añade: «Y así han comenzado casi todas mis nuevas conversaciones en el día de ayer. Ha sido una auténtica locura. He perdido la cuenta de cuantos medios me han entrevistado. En cuantos sitios ha salido mi cara, con esa perilla mal cortada por haberme quedado sin batería en la maquinilla«.

Sin embargo, nada ha cambiado el poso de su pensamiento: «Porque en el fondo si, soy el enfermero del wanda. El de las charlas. Pero sigo siendo el mismo que antes de ayer. El mismo que quiere que mi imagen se use para concienciar con la vacunación, para hacer a la gente feliz, pero sobre todo para que estén tranquilos, antes y después de vacunarse«.

«Soy ese enfermero que quiere seguir preocupándose por sus pacientes. Haciendo cuidados, también a modo de charla y con humor. Soy ese enfermero que no sería nadie sin mis compañeros, médicos, enfermeros y técnicos que día a día están conmigo. Porque hoy he salido yo en los medios, pero esto es un trabajo de todos. Va por vosotros. Equipo«, concluye.

Jorge Prieto González asegura que es sanitario por vocación, una vocación que se multiplicó tras sufrir cuatro neumotórax en tres meses y después de haber cursado estudios de Criminología y Derecho, carrera esta última que abandonó en el segundo año.

Ha escrito un libro, 'La enfermería de emergencias: 50 relatos breves para pensar' y le apasiona la flauta travesera. Y sí es el enfermero del Wanda, el mismo que saca una sonrisa a los nerviosos pacientes que se acercan para ser vacunados. Uno de ellos, su propio padre.