Eduardo Celades, durante la entrevista.

Eduardo, médico leonés en Mozambique: «El ébola me enseñó que todas las pandemias un día se acaban»

El sanitario llegó al país africano poco antes de desatarse la pandemia, en un territorio que puso freno desde el inicio a la enfermedad: «Aquí se compró tiempo para prepararse para el coronavirus»

Nacho Barrio

León

Miércoles, 11 de noviembre 2020, 08:59

Eduardo conocía Mozambique de otra estancia anterior, por lo que llegaba a Maputo sabiendo a lo que se enfrentaba. Aterrizaba en diciembre de 2019, pocos meses antes de que todo el mundo saltara por los aires.

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Eduardo Celades es un médico leonés que desde ... el principio lo tuvo claro. Calcula que fue a los 14 años cuando no se bajó de la idea de viajar atendiendo y curando a la gente por todos los rincones de la tierra, especialmente en aquellos a los que el resto del planeta da la espalda.

A Mozambique llegó justo a tiempo para trabajar. «Aquí hemos remado todos juntos, fue increíble ver cómo el país se lo tomó tan en serio», comentaba hace unos días en un vídeo difundido por la embajada española en este país africano.

Actuar desde el inicio

Tocaba cruzar fronteras para mantener una charla necesaria. El médico leonés, que trabaja para Naciones Unidas con la experiencia de haberlo hecho para la OMS, responde.

«Las cosas aquí han ido de forma diferente, hubo mucho miedo al principio y no se sabía cómo podía afectar el coronavirus a un país con pocos recursos y un sistema sanitario débil», explica Eduardo en una entrevista mantenida con leonoticias.

Mozambique afrontaba la pandemia con un plan distinto. «Con el primer caso de covid-19 se cerraron todas las escuelas, en menos de diez días ya habían declarado el estado de emergencia, se hicieron hospitales diferenciados para pacientes covid en menos de un mes y se cerró en la práctica el país, hubo un confinamiento a partir del 1 de abril, se restringió casi todo», recuerda el médico.

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El país, como afirma Eduardo, «compró tiempo». Después de mantener a raya al virus durante seis meses, la economía de un país que no espera a corto plazo conceptos como el salario mínimo o la renta básica comenzó a notar el golpe. «Retrasaron todo durante casi medio año esperando ayuda internacional, formándose debidamente y haciendo manuales; en ese sentido se gestionó bien».

Todas las pandemias acaban

La medicina ha llevado Eduardo Celades por Suiza y Sierra Leona entre otros países, viviendo en este último la desagradable experiencia del ébola trabajando para la OMS. «Lo que me quedó claro es que todas las epidemias se acaban. No hablo de la tuberculosis o el VIH, pero esto acabará cuando hagamos cuatro cosas: encontrar a todos los positivos y hacer el test, rastrear, aislar y cambiar comportamientos», defiende el médico leonés, que presume de que, en el pasado mes de abril, «montamos un call-center que empezó al que la gente podía llamar de forma gratuita para hacer seguimiento de aquellos que tenían síntomas de coronavirus, cosa que ha costado mucho en España».

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El médico reconoce que en España la pandemia ha cambiado conceptos. «Se decía que estas cosas solo pasaban en estos países raros, en Mozambique estamos acostumbrados a que pasen cosas malas, hay un 13% de prevalencia del VIH. Aquí están acostumbrados a que si algo puede salir mal, saldrá mal».

No obstante, la precariedad era patente. «Cuando todo esto empezó había menos de 30 ventiladores mecánicos en todo Mozambique, en un país de 30 millones de habitantes», relata Eduardo Celades, que asegura que la primera ayuda que llegó fue la de Jack Ma, el dueño de Alíbabá, «que mandó tests y ventiladores mecánicos». España, que tradicionalmente envía ayuda al continente africano, «se vio tan sobrepasada que no pudo ayudar a otros. Hemos perdido oportunidades y otros estaban allí».

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Mozambique también vio cerrados sus límites. «Nos quedamos sin vuelos, la antigua metrópoli colonial es Portugal y no hubo más viajes a Lisboa, a Sudáfrica, a Etiopía, a Catar... En un momento dado no podíamos ni salir ni entrar». Sea como fuere, las restricciones se han ideo levantando.

Conciencia ciudadana

Preguntado por si hay más conciencia social allí que en España, Celades entiende que sí. «Aquí si tienes coronavirus y te da grave las posibilidades son muy bajas ya que a pesar de que la gente es más joven y hay menos riesgo, existen muchos cuadros de obesidad, hipertensión, diabetes... Pero hay un compromiso social, la gente sigue las recomendaciones y hay cierto miedo».

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La noticia de la nueva vacuna de Pfizer da esperanza... Pero solo al primer mundo. «Las velocidades de cómo saldremos de ésta no serán las mismas, aquí va a costar más. Las noticias parecen muy prometedoras, con un 90% de eficacia, pero la letra pequeña es que necesita estar a 80 grados bajo cero», apunta el galeno, que recuerda que la costa de Mozambique «son miles de kilómetros de intenso calor y posibilidad de ataques violentos».

Como colofón, Eduardo confía en que las mentes hayan cambiado. «Esto nos ha abierto los ojos en muchas cosas, el mundo ha cambiado, ahora mis hijas no ven raro que por una pandemia se tengan que quedar en casa».

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