La economía leonesa se tensiona con la crisis energética, la guerra y la huelga del transporte

El endiablado escenario está a un paso de causar un retroceso en la ya debilitada actividad económica en la provincia.

Los empresarios inciden en la importancia de una triple combinación que rompe cualquier previsión estructural en las mismas. En primer grave problema es el energético. Con el precio del gas disparado la factura de la luz se ha disparado a extremos impensables. En algunos periodos la electricidad, también la industrial, ha multiplicado su precio hasta elevarse un 700%.

Y a partir de ahí los males se multiplican. Con un incremento en los costes la producción de materia prima se ha elevado hasta límites insospechados. En la construcción leonesa el precio del acero se ha disparado un 200%, lo mismo que el aluminio, y en la misma medida los ladrillos de termoarcilla, que han pasado de un precio de 0,60 a tener un precio de 2,59 euros.

El cemento sigue en la misma línea y el precio de todo aquello vinculado a la construcción se eleva sin límite, por el momento.

Con los precios disparados por la energía se suma un entorno bélico que compromete la estabilidad, implica un nivel de costes aún superior de nuevo en el gas y obliga a buscar nuevas fuentes de energía para poder disponer de mayor autonomía autónomos. El resultado, incremento en los precios.

El tercer gran apunte ha llegado con la huelga del transporte, que limita el envío de la materia prima que se ha elaborado.

Una situación que tiene un 'efecto social' con el desabastecimiento en algunos terminales y la previsión de un nuevo incremento en precios. Como ejemplo, la alimentación seca ha crecido un 47%, los aceites han disparado la demanda a cerca del 300%, las conservas un 45% y la leche, un 35%, mientras que en los productos frescos, las ventas de huevos crecieron un 27% en la última semana.

No solo la alimentación ha registrado fuertes incrementos, también los productos de droguería (+24%) y los de higiene y belleza (+20%) lo han hecho en los últimos días.

Esa caótica combinación de fatales factores ha adquirido una dimensión impensable que, en el corto plazo, no parece tener fin.