Elena Vuelta, responsable técnico del Establecimiento de Tejidos Humanos abre una de las neveras dónde se conservan los instrumentos de trabajo. Sandra Santos
Banco de Tejidos de León

La donación desconocida: «Hay pacientes que no pueden operarse si los tejidos de un donante no estuvieran disponibles»

El Establecimiento de Tejidos Humanos de Castilla y León celebra un cuarto de siglo trabajando «por y para que los pacientes tengan a su disposición los tejidos que necesitan para recuperar su estado de salud y su calidad de vida»

Jueves, 13 de febrero 2025, 08:16

Todo el mundo tiene claro cómo funciona y para qué sirve un trasplante de corazón, de pulmón, de riñón o, incluso, de intestino que puede llegar a ser el menos conocido; un paciente A dona un órgano a un paciente B con el que tiene compatibilidad, pero, ¿qué ocurre cuando un paciente C se rompe el ligamento cruzado anterior y necesita para su recuperación un injerto? Ahí se recurre también a una donación, pero, en este caso, de tejidos.

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«Se conoce muy bien el sistema de donación y trasplante de órganos en España. El de tejidos es el mismo», asegura Elena Vuelta, responsable técnico del Establecimiento de Tejidos Humanos de Castilla y León, que reconoce que se basan en las mismas premisas y en los mismos principios éticos: «Quizá se desconoce un poco más la utilidad. Creo que sobre todo lo conocen aquellos pacientes que han precisado de un implante en su vida y aun conociendo que existe esa disponibilidad de tejido igual se pierde que todo proviene también de una donación».

Una donación que se lleva a cabo gracias a centros como el Establecimiento de Tejidos Humanos de Castilla y León ubicado aquí en León, un centro sanitario donde preparan, analizan, evalúan, almacenan y aseguran que esos tejidos estén en las condiciones de calidad y seguridad adecuadas para que sean implantados a pacientes en procesos quirúrgicos.

Sonsoles recubriendo los paquetes de las donaciones, Cristina y Leire en la Sala Blanca y Elena en uno de los laboratorios.

Desde su creación hace 25 años y hasta finales de 2024, el banco de tejidos de Castilla y León de la Fundación Clínica San Francisco ha recibido tejidos de más de 2.100 donantes. De esas 2.100 donaciones, aproximadamente, han procesado más de 53.000 tejidos que han llegado a 25.000 pacientes.

25 años en datos

Un crecimiento exponencial que sólo se vio afectado durante los años de la pandemia y que en este 2024 y aún sin datos oficiales se ha incrementado un 12% con respecto al año anterior: «Este año pasado hemos registrado 112 donaciones de tejidos y eso ha hecho posible que hayamos podido procesar para almacenamiento más de 3.500 tejidos de los cuales ya se han implantado unos 2.700 en unos 1.800 pacientes», admite Elena.

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Los tipos de tejidos que se procesan en un establecimiento de estas características depende de la actividad para la que estén autorizados: «Nosotros estamos autorizados para ser banco de tejido óseo-tendinoso -huesos, tendones, meniscos, cartílagos- que se utiliza sobre todo en cirugía de traumatología, neurocirugía, cirugía maxilofacial; tejido cardiovascular -válvulas cardiacas y segmentos vasculares-, banco de ojos y membrana amniótica y banco de piel», asegura.

Tejidos que se almacenan en este centro de León en el que ocho personas -todas ellas mujeres- trabajan «por y para los pacientes para que tengan a su disposición los tejidos que necesitan para recuperar su estado de salud o su calidad de vida».

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Pero no siempre tienen tejidos de todos los tipos. Actualmente tienen almacenados alrededor de 1.700 tejidos porque como dice Elena «no todos se necesitan de la misma manera». Los que más se demandan son los que se utilizan en Traumatología y Cirugía Ortopédica pero lo que intentan desde el Establecimiento de Tejidos es cubrir, entre todos los centros autorizados, cubrir las necesidades de los pacientes: «La gran cantidad de los tejidos que tenemos almacenados son tejidos del sistema músculo-esquelético, también porque las especificaciones de almacenamiento que requieren estos tejidos nos permiten que estén almacenados durante plazos de tiempo de hasta cinco años y otros tejidos como las córneas o el tejido ocular tenemos una limitación muy estricta para su preservación», afirma.

Y es que este tipo de tejidos, como comenta Elena, si lo preservan en fresco a 4 grados centígrados contarían con 14 días desde que se produce la donación hasta que se puede implantar o si lo preservan en medios de cultivo lo pueden ampliar hasta un mes. Una fecha de caducidad que limita el almacenamiento de este tipo de tejidos pero que resulta necesaria «para asegurar que los tejidos mantienen esa viabilidad, esa calidad y esa seguridad de cara al implante», recalca.

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Una seguridad de la que se encargan las ocho trabajadoras de un centro que se caracteriza por la dificultad de planificación precisamente «porque las donaciones se dan cuando se dan, nunca sabes cuándo se van a dar y entonces siempre tienes que adaptarte para responder. Da igual que sea festivo, fin de semana, por la mañana o por la noche, tenemos que responder para que todo esto sea posible», asegura la directora técnica poniendo el valor la implicación de todo el personal: «Entienden perfectamente a qué nos dedicamos, saben la responsabilidad que asumimos cuando decidimos llevar a cabo un trabajo de este tipo y siempre hay un cierto grado de adaptación con horarios razonables, turnos y semanas de localización, pero siempre tienes que asumir que cuando tú pensabas que el día podía ser tranquilo todo se descuadra porque entra una donación o se solicita una».

Uno de los retos a los que se enfrenta Elena y su equipo del Establecimiento de Tejidos es la dificultad de encontrar trabajadores cualificados al tratarse de una actividad tan específica: «Es muy difícil encontrar a alguien que acabe de terminar sus estudios que sepa tallar una córnea a partir de un globo ocular y evaluarla para que ésta pueda ser implantada para un trasplante corneal, con eso ya contamos. Y cuando incorporamos a gente nueva realmente el mayor esfuerzo es el de la formación inicial», pudiendo tardar hasta un año en tener las competencias necesarias para ejecutar determinadas tareas de manera autónoma siendo incluso más en otras por el tipo de tejido que se precise: «No todos los días ni todas las semanas tenemos la necesidad de procesar o manipular todos los tipos diferentes de tejidos sino que puede ser que tengamos una donación de tejido ocular hoy y hasta dentro de un mes no haya otra, entonces los periodos de formación del personal se dilatan mucho en el tiempo».

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Una difícil tarea que se ve compensada por una «gran satisfacción personal», como asegura Elena: «Es la suerte de poder estar haciendo todos los días algo que está beneficiando o ayudando a un tercero. Es la parte más bonita, la satisfacción de ayudar a que el deseo expreso de los donantes a ser donantes sea posible y ayudar a que muchas personas puedan ver restablecido su calidad de vida, incluso en determinados tipos de patologías como es el tratamiento de un gran quemado incluso puedan llegar a salvar su vida».

Cristina e Leire en la Sala Blanca, Paloma y Sonsoles cerrando paquetes para enviar.

Y, ¿por dónde pasa el futuro de un Establecimiento de Tejidos? Elena lo tiene claro: «La ambición de estos centros tiene que estar en la medicina regenerativa, en las terapias avanzadas… En España somos muy afortunados porque hay un gran número de donantes y hay un acceso privilegiado al trasplante de órganos y al implante de tejidos, pero, ¿esto es infinito? Probablemente no. Hay que ser muy conscientes de que hay que dirigirse hacia esos otros métodos para asegurar que esa disponibilidad es más continua y constante», afirma.

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Un aumento del conocimiento de la población también ayudaría al aumento de las donaciones y tanto desde los bancos de tejidos como desde la Organización Nacional de Trasplantes se intenta incentivar campañas de concienciación a la sociedad enfocándolo en la necesidad: «Habría muchos pacientes que no podrían someterse a determinadas cirugías o determinados tratamientos si los tejidos de un donante no estuvieran disponibles», matiza Elena Vuelta.

Una donación 'velada' que 'salva' la vida de una manera diferente porque a partir de un donante multitejido se pueden llegar a procesar en torno a 60 u 80 tejidos diferentes por lo que, exponencialmente, la utilidad es mayor ya que cada donación puede llegar a ayudar a un mayor número de pacientes que en el caso de los órganos.

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