En directo | «Todas las lesiones que presenta Raquel no son de una sola causa»

“Es muy difícil mantener la cordura en algo así”, sentencia el acusado al acabar su intervención. El juicio queda visto para sentencia. Se abandona la sala.

Agradecer a sus abogados, a los que no prejuzgan, que saben que la verdad se abre plazo y la mentira necesita cómplices, como aquí. Cuando una persona dice una mentira y crea una historia es una espiral que no puedes parar y que se ha implicado a media provincia.

“Tengo 67 años, no muy lucido de salud. Pero mi vida la he dedicado a los demás, concejal de Acción Social, he defendido lo que tiene que ver con la violencia de género que existe. ¿Esta persona terrible es la que lo ha hecho? Sé qué es una relación tóxica: en la que te controla, manipula y difama y no te enteras hasta que estás en la cárcel acusado de cosas que no sabes ni qué ha pasado”.

“He sido controlado y, como eso no llegó a buen puerto, se implicó a la policía, al notario y gravísimamente a su anterior abogado por ocultar información”.

“Quieres morirte ahí”, sobre los testimonios de los policías de Ponferrada y el ataque a “gente honorable”. 

Muñoz se siente víctima de Raquel: “Yo era una persona controlada, no era dueño de…”, acaba ahí su frase.

“El amor no siempre es suficiente para salvar a la persona que amas”; afirma Muñoz, que la intentó llevar a Alcohólicos Anónimos. La tercera vez que la pidió el divorcio fue en prisión, “yo lo pedí, ni siquiera ella lo pudo pedir antes”. Dos veces fueron por desesperación y la última porque sus hijos le amenazaban con que “fuera a verme ella”.

Pedro le pidió el divorcio a Raquel el día del poder notarial en el que justifica que no había recibido malos tratos porque el acusado tenía “miedo”.

El magistrado le ruega que no reitere argumentos, sin lesionar su derecho a última palabra.

Alterado, pero con un discurso convincente, propio de un político, y emocionado en algunos momentos. Así está siendo la declaración de Pedro Muñoz durante la última palabra del acusado.

Habla de la declaración “onírica”, sueños y pesadillas, que determina lo que él la hizo. 

“Se han afirmado cosas que me parecen terroríficas. O me he vuelto sordo o loco, pero he escuchado de Raquel que estaba mal en su primera declaración”. Interpela a la sala, porque por “eso que no sabía muy bien qué le había ocurrido yo he estado dos años en la cárcel”. Y ahora le piden “el resto de su vida”. ¿Por qué? “por la declaración que hizo aquí, que es definitiva”, ironiza.

Cuando la policía hace hipótesis, plantearon que incluso se podía haber intentado suicidar. Son hipótesis.

“Mi declaración fue la misma desde el primer día”. Él no sabía lo que podía saber qué había pasado, solo planteaba hipótesis. “No salgo a atender a Raquel, sino porque la oigo llamar al gato”.

Niega que fuera a llamar al 112 tras tirarla sobre la ventana para salvarla la vida y que tardara cinco meses en hacerlo. “Le venía muy bien que había habido una brutal paliza de la policía hasta que un doctor dice que fue una caída”.

“Yo no tengo ninguna animadversión a Raquel. La he querido más que a nadie en la vida y puede ser que la siga queriendo”. “La he salvado la vida, literalmente”, apunta Muñoz.

Raquel no estaba loca cuando le comentaba a sus amigas que no estábamos juntos y vivíamos juntos. No estaba loca.

Ella convivió con él cuatro años. “Cuando no estaba loca, comentaba a sus amigos que la policía venía a mi casa por maltrato”. “No estaba loca, ¿por qué dijo eso?”. Raquel no estaba loca.

Pide perdón al presidente por “perturbar” el normal funcionamiento de la vista por “indignación y nervios”. Agradece que se le permitiera salir “por la situación que tiene”. Él ya “no veía el día” de poder celebrar este juicio. “Aquí estoy a pesar de todo”. Agradece el “respeto” tras sentirse una persona indiferente durante cuatro años, que es “lo peor” que se puede sufrir al quedar “deshumanizado”. Relata palabras de personas en campos de concentración. “He sido transparente, se ha mirado a otro lado. Me siento importante cuando me llama acusado porque llevo cuatro años sin existir”. “He querido a Raquel muchísimo, durante mucho tiempo, y esperaba poder contar lo que pasó y no quería alzar la voz contra ella”. En el estado que tiene, Raquel “se ha vuelto loca”, ¿cómo es posible que esté declarando aquí una persona loca y yo sea culpable por ella”.

Ninguna prueba, no se ha practicado, que desvirtúe la presunción de inocencia de mi cliente, sentencia.

Nunca existió maltrato físico o psicológico y sus problemas no lo generó Pedro. Tenía un problema psicológico referido a problemas de la infancia.

No ve el letrado sospecha de dominación o control de su cliente sobre Raquel Díaz.

«Raquel contaba a su entorno historias falsas para crear un clima contra Pedro»

«Si Raquel es capaz de contar semejante barbaridad -una presunta intervención policial que Muñoz bloqueó-, cualquier otra manifestación de su entorno carece de credibilidad»

Raquel quiso crear «un clima de animadversión hacia Pedro y llamar la atención hacia ella», según los hechos previos que fue contando a su entorno.

La única participación de Pedro «fue la de intentar salvar la vida a Raquel», confía su letrado.

Relata «modificaciones de relato» de Raquel Díaz durante la causa. «Vamos ya por la enésima», insiste.

«Es imposible que Raquel haya sido arrojada o se tirara desde esa terraza»

«No hay restos orgánicos en la zona donde Raquel dice qur cayó»

«Sería imposible que Raquel hubiera sobrevivido con esas lesiones durante varias horas».

El abogado cree que nunca hubo discusión en la jornada de la brutal agresión a Raquel.

Habla de «incoherencias» en el relato de Raquel.

«Si Pedro hubiera querido matar a su mujer, teniendo que decidir si se intervenía o se donaban órganos, Pedro decidió que se operara».

Sobre «la discusión de pareja bastante subida de tono», recuerda que al día siguiente se van juntos a Lugo «sin ningún problema».

Tampoco se la escucha pedir auxilio o ayuda, ni nada que pudiera interpretarse como agresión. «Se calificó como llamada de no emergencia», explica el letrado de Muñoz

Sobre el control de Pedro Muñoz a Raquel Díaz no se ha visto «prueba alguna». Tampoco en el análisis del terminal de la víctima. «No consta ningún tipo de violencia física».

Se acredita que todos los testigos «no han presenciado ningún maltrato ni ellas les refirió insulto alguno».

El letrado de la Junta

Se adhiere al escrito del fiscal.

«Solo quiso fingir los hechos, por eso llama al 112».

Los hechos ocurrieron a las 22 horas y espero más de una hora con unas lesiones terribles, ahí ven alevosía.

La calificación: delitos de amenazas, injurias y violencia. Agravantes de superioridad y discriminación de género. Entiende tentativa de asesinato, que ha habido alevosía. La dinámica comisiva es «totalmente idéntica» a la de tres meses antes, con resultado diferente.

Se ven acreditadas dos agresiones y «escalofriantes» las audiciones de otra ocasión. El 27 de mayo de 2020, el dato objetivo: incompatible con un solo mecanismo causal.

Hay persistencia, testimonio verosímil y lesiones de extrema gravedad, clara ausencia de argumento en el acusado y testimonio corrobado por objetos periféricos.

¿Hay contradicciones en la versión de Raquel? Por supuesto. Pero en lo esencial no lo ha habido como la discusión, que la agarró y lanzó y la agredió con un palo reiteradas veces, explica.