Juicio por asesinato en León

«Rompí a llorar y él me dijo que estuviera tranquilo, que se iba a recuperar»

Fueron a la policía y a última hora de la madrugada le contaron el fatal desenlace.

“Estaba muy nervioso y estaba llorando”, reconoce el testigo sobre cómo vivió ese momento.

Intentó hablar con él para que estuviera consciente en todo momento. En un momento dejó de contestarle, antes de que llegaran los servicios de emergencias.

“Rompí a llorar y él me dijo que estuviera tranquilo, que estaba bien y se iba a recuperar”.

No recuerda nada más hasta que ve a Mario en el suelo y ve su herida. Rápidamente se dispone a presionársela para evitar que le saliera sangre.

No es consciente de ningún problema previo. Estaba haciéndose un cigarro y recibió un golpe, pero no sabe por parte de quien. Un amigo suyo acude a socorrerle.

Era amigo/conocido de Mario. Estudiaba con sus compañeros de piso.

El testigo no vio que Mario golpease al acusado previamente.

Empezaron a beber a las 22.30 horas. Primero calimocho y, en el descampado, intentaron comprar vodka, aunque no le dio tiempo a beberla. En su grupo eran unos diez.

Quedaba con él para jugar a la ‘Play’. Era una persona normal, estudiaban INEF. En redes sociales publicaba cosas en contra de injusticias sociales. Tenía sensibilidad social.

A preguntas de la acusación particular, el testigo insiste en que Mario huía, no tuvo intercambio de golpes con el agresor y que no tuvo opción de defenderse. “Estaba huyendo y se giro para ver si seguían persiguiéndole”.

Más tarde, el testigo se encontró con otra persona a la que el agresor, supuestamente, también le había sacado la navaja una hora antes.

Mario se quedó en el suelo, con la espalda apoyada en la pared, mientras otro amigo taponaba la herida. La víctima tenía problemas para respirar y estaba nervioso.

El agresor les dijo a sus amigos que se fueran de allí porque le acababan de apuñalar. El amigo de la víctima entró en “estado de pánico” y fue a hacer la llamada mientras otros le socorrían.

“Me dijo que llamara a la ambulancia o al 112 porque le acababan de apuñalar”.

¿Cómo fue el apuñalamiento? El testigo ver un movimiento “diagonal de la mano derecha” y se acerca a Mario para ver cómo se llevaba la mano hacia el lugar donde tenía la herida.

El agresor, y otros dos chicos, salieron corriendo detrás de Mario. “Vi a Mario correr 30 metros delante del chico que le apuñala y de los otros dos. Iba delante huyendo de esta gente”. En los últimos metros, Mario se gira hacia ellos “sin amago para pegarles, solo para ver” y se vuelve a girar y “le mete el apuñalamiento”.

Vio a Mario correr después de que el chico que le apuñaló estaba “fuera de sí y nos dijo venid ahora, maricones”. El testigo no le vio la navaja en ese momento, estaba gritando de pie.

Mario le dijo que “había un tío que estaba pirado y que tenía una navaja”. Mario fue al sitio “de la movida”.

El testigo empezó a escuchar una “trifulquilla”, algún empujón y encaramiento de “gente un poco nerviosa”. En ese momento ve que le pegan un puñetazo a un chico que se liaba un cigarro y fueron a socorrerle. Hubo otro puñetazo, pero a él no le agredieron. Mario no estaba en esa escena.

Un grupo de amigos que estaban de botellón y pasan del Paseo de Quintanilla a la zona del Lidl -La Torre-. El testigo conocía a su grupo y alguna otra chica. No conocía de nada al grupo de Jorge Cervantes, pero no le extrañó su presencia.

Quedaron el 15 de mayo para salir juntos. Desde las 22.30 horas estuvieron en una zona de merenderos del entorno del lugar de los hechos.

Declara el amigo de Mario, con quien compartía residencia y carrera universitaria durante el curso 2020-2021.

El presidente recuerda al jurado popular que con motivo de la nieve pueden solicitar alojamiento en León capital para evitar desplazamientos si la situación empeora.

Receso en la sala. Habrá una hora de parón.

¿Algún mensaje a los padres de Mario? «Lo siento mucho. Les escribí una carta. No hay nada que pueda hacer, por desgracia. No hay reparo en el fallecimiento de un hijo. Ojalá pudiera hacer más por ellos y solucionarlo. Dentro de la medida de mis posibilidades, decirles he sido yo, que puedan levantar cabeza y pasra el duelo. Lo que esté de mi mano lo voy a poner».

«Fui presa del pánico, no era yo y no era consciente de lo que estaba haciendo. Ojalá haberlo sido como al principio, que quise arreglar el problema», sentencia.

¿De dónde salió la navaja? La compró en una tienda y fue «casualidad» porque le llamó la atención y la compró. Le costó unos diez euros. «Fue algo fortunito», explica sobre la agresión y el uso del arma. «No hay motivo de por qué empezó todo. No lo sé».

Tenía 21 años, estudiaba Derecho. Afirma que desde que accedió a un puesto laboral en la cárcel ha ido ingresando a la familia de la víctima la reparación del daño. 1.000 euros lo ha dado él y el resto su familia. Cobra 200 euros al mes.

Salió corriendo con dos personas -David y Jairo, que testificarán- y llamó a un conocido para que le fuera a buscar.

-Se reanuda-. Relata el episodio del navajazo. «Me dio un golpe fuerte en la nariz y empecé a sangrar muchísimo. Me levanté y no puedo justificar mi actuación porque fui presa del pánico. No estaba pensando cómo actuar. Fue una reacción instintiva», trata de justificar los hechos.

«En ningún momento le perseguí», defiende el autor confeso de la cuchillada. -Se interrumpe la sesión para que un miembro del jurado vaya al baño-.

Hubo un altercado con un amigo suyo, pero no conoce el motivo de la pelea. Había un varón «más bajo» que el agresor, con cazadora blanca y pantalón gris-negro, con el que se encontró «Intenté solucionarlo hablando con él». Se refiere a Mario Fuentes.

Después de ser agredido, estuvo hablando con un joven -Mario- y su reacción fue «volver a agredirme», le tiraron al suelo e intentaron quitarle la navaja. «Fue mi punto de inflexión en el que perdí el control».

Cervantes desconoce el motivo por el que se ocasiona todo. «Solo recuerdo que fue un todos contra todos».

Llevaba bebiendo «desde las seis de la tarde» y había unas 30 personas en el botellón. Dio positivo en cannabis.

El ambiente era «bueno» y a una persona que iba conmigo la empezaron a agredir. preguntó qué pasaba y un joven «me empezó a pegar». Yo saqué la navaja, me pidieron que la guardara y la guardé, se apartó con el fallecido y estuvieron «hablando». «Mientras hablaba con él volvió a agredirme, caí al suelo, me sangraba la nariz y me pegó en el suelo más gente». «No sé lo que me pasó por la cabeza, perdí el control. Saqué la navaja y empecé a hacer aspavientos. Golpeé a Mario, salí corriendo, llamé a un amigo para que viniera a buscarme y me fui a casa. Al día siguiente desperté con la policía en la puerta y entregué la navaja. Les dije que había sido yo», finaliza con la voz más quebrada.

Quedó con unas personas, salió a beber por los bares de la Universidad, luego Palomera, fueron a un domicilio en Padre Isla y salieron. Dieron una vuelta por la Palomera y se encontraron a un grupo de personas que iban a hacer botellón al descampado del Lidl.

Con voz serena y firme: estudiaba Derecho, con una «vida normal», hacía deporte y tenía «problemas con las drogas».

Declarará a las preguntas de su defensa, a las de la presidencia y del propio jurado popular.

Eleva hasta 12.000 euros la reparación del daño a los perjudicados, aunque solo han recibido 5.000.

Espera que se tenga en cuenta la actitud de Jorge Cervantes durante los años que lleva en el centro penitenciario. «La pérdida de una vida también le va a pesar a Jorge toda la vida».

Incorpora la prueba que justifica que no le devolvieron la tasa abonada a su cliente por ser expulsado del grado de segundo de Derecho en la Universidad de León.

Alcohol, drogas, cabeza loca y el error de llevar navaja. «Portaba un adorno de 10 euros fue su mayor error», defiende el abogado de Jorge.

Insiste en el «importunio» de los hechos y que la muerte es «por pérdida de sangre». Con rotundidad afirma que «es falso» porque han pasado dos horas para la muerte «y no fue cosa de cinco minutos». «Se pudo hacer algo más», vuelve a recalcar sobre la actuación médica aquella noche. «La asistencia médica no fue adecuada».

Justifica en la «inmadurez» de su cliente que portara un arma blanca. «La inconsciencia en una noche de consumo de alcohol, la cabeza se desboca».