La ciudad de León volvía a citarse con la tradición, a pesar del coronavirus.
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El Acto de las Cabezadas unía a síndico y cabildo isidoriano en un debate dialéctico para saber si el pueblo acude a su ofrenda con el santo en un gesto de ' ... foro u oferta'.
En esta ocasión, la situación sanitaria ha obligado a desplazar en fecha la ceremonia, que pasó de abril a julio, y obligó a restringir el acceso de público hasta las 140 personas sentadas.
Tampoco se pudo acceder al templo durante la misa y sí fue de libre asistencia, respetando la distancia de seguridad y el uso de mascarilla, la tradicional despedida que da nombre al acto.
La corporación llegó desde San Marcelo bajo los sones del Himno a León, acompañado por sus maceros reales. En esta ocasión, como novedad, la abanderada fue la concejala Gemma Villarroel, ante la ausencia de la edil más joven.
Tras el protocolario saludo, el síndico tomó la palabra en voz de Vicente Canuria, quien tuvo un primer recuerdo para las víctimas de la pandemia y sus familiares. Posteriormente, recordó que esta tradición data de 1158, en reinado de Fernando II y que un milagro de San Isidoro les lleva ahí de forma voluntaria cada año. Y, en muestra de agradecimiento, la corporación lleva un cirio de un arroba bien cumplida y dos hachas de cera. Canuria se comprometió, al igual que hizo Doña Sancha, a hacer ayuno «que buena falta me hace» si aceptaban la oferta.
La mayor fue rechazada por el cabildo isidoriano, quien recordó que el pueblo adquirió ese compromiso como obligación y «la moralidad es el principio de la civilización, y su moralidad aflora en la conciencia del deber de seguir pagando este tributo.
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El segundo turno de réplica, el edil recordó que no vienen obligados «porque sino se hubiera perdido la tradición». Además, pidió a su compañera de Fiestas que en el próximo San Juan y San Pedro se sumen a los gigantes y cabezudos los cabezones «que son ustedes, los capitulares, que se empeñan en exigir un tributo que no corresponde».
A esas peticiones se sumó el clero, pero para hacer figuras con forma de síndico porque «tanto usted como yo somos leoneses y unos buenos cazurros». El representante de San Isidoro aseveró que hasta en la República se recibieron en la colegiata la ofrenda del cirio y los hachones.
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La última intervención fue la que tuvo como protagonismo el presente de la ciudad.
Canuria, como concejal de Deportes, hizo un ruego: «Hoy juega la Cultu y se la juega». Por ello, sacó de una bolsa dos bufandas y una camiseta con el nombre de 'San Isidoro' para que el santo intercediera en el resultado de esta noche ante el Yeclano.
«Me parece muy bien el obsequio, pero como dijo el nuevo obispo de Astorga, que también formó parte de la Cultural: si rezamos nosotros, también lo harán los de enfrente», por lo que cedió el apoyo del cabildo para subir y mantenerse en Segunda, pero sin pedir nada al cielo.
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Finalmente, el acto culminó en tablas y las dos partes acudieron a la misa celebrada en el interior del templo.
A la salida, síndico y cabildo se despidieron con los tres golpes de bastón de mando del alcalde que denotaban la reverencia, en forma de cabezada, y daba por concluída la tradición.
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