La dimisión no fue gratis: la 'cabeza' de la gerente, un secretario a dedo y 'cortar' a Javier Vélez

La dimisión de González Robles 72 horas después de que estallara su escándalo no fue, sin embargo, un asunto fácil de ordenar en el seno de las filas populares. Todo lo contrario. Génova envió a León a dos 'negociadores' con el fin de tratar el asunto, Antonio García Terol y Alberto Casero, según las citadas fuentes populares que han preferido no ser identificadas. El objetivo inicial era solventar la situación con la mayor brevedad posible ante el temor de que antes o después la 'onda expansiva' alcanzara de lleno el mentor del político leonés, el secretario general nacional del Partido Popular, Teodoro García Egea.

González Robles siempre mantuvo su intención de no dimitir. «El partido me apoya», aseguró de forma reiterada, pese a que quienes eran los interlocutores de Génova le insistían en la necesidad de abrir un 'cortafuegos' que pusiera fin al torrente de informaciones que afectaban a su integridad política.

Para llegar a un acuerdo final el aún secretario general del PP, según han remarcado este martes dos fuentes diferentes a leonoticias, estableció tres condiciones: debía prescindirse de la gerente del partido, Yolanda Gutiérrez, David Fernández Menéndez (formado en Nuevas Generaciones y hombre de confianza de Antonio Silván) tendría que ser su relevo y el partido tendría que 'cortar' la carrera política de Javier Vélez (el mismo que batía a Silván el 10N pese a partir como número 2 en la lista al Senado).

Paso a paso las condiciones impuestas por José Miguel González Robles han ido tomando curso. El mismo día en el que se comunicó la dimisión del secretario general Génova trasladó en nota de prensa la determinación de que David Fernández Menéndez tomara el relevo a la mayor brevedad posible. Una celeridad impropia que provocó la enérgica reacción del PP autonómico y, por extensión, la paralización del nombramiento.

Era el primer paso en las condiciones impuestas. Apenas 24 horas después Génova alegaba «pérdida de confianza» para despedir de forma fulminante a quien ha sido gerente de la formación política en León desde la etapa de Isabel Carrasco, Yolanda Gutiérrez. De nuevo dos 'liquidadores' se desplazaron a la capital, en esta ocasión Chema Rivas y Tomás Burgos de Beteta. Ellos fueron los responsables de comunicar el despido alegando la mencionada pérdida de confianza al mismo tiempo que ordenaban la logística (cambio de contraseñas, borrado de datos personales y creación de nuevas claves de acceso a la sede).

La tercera condición impuesta por el exsecretario general en el momento de su dimisión será la más complicada de convertir en realidad: 'cortar' la carrera política de Javier Vélez. Alcalde de Almanza con todos los concejales del PP, senador imponiéndose al número '1' en la lista oficial y con una buena parte del partido de su lado (la corriente a su favor es abrumadora y suma de largo más apoyos que el sector oficialista).

Vélez ya fue 'torpedeado' durante la campaña electoral, pero sin éxito. Entonces se le llamó a Génova para aclarar unas grabaciones en las que, manipuladas, se le escuchaba pedir el voto para el PSOE. Vélez, además, cuenta con el apoyo del PP autonómico y se suma a un frente que cuestiona abiertamente la forma de actuar en Castilla y León por parte de Teodoro García Egea.