El 7 de enero es el Día Mundial del Sello Postal, una fecha que invita a mirar con otros ojos esos pequeños rectángulos de papel que han viajado por el mundo entero llevando mensajes e historias. Aunque el correo tradicional se haya visto desplazado por los avances digitales, los sellos postales conservan intacto su encanto, especialmente para aquellos quienes los coleccionan. En León, Enrique Alonso, dueño de Filatelia y Numismática Ogando, en la Calle Renueva Nº 9, nos abre las puertas a este universo tan apasionante como desconocido para muchos.
Publicidad
«Principalmente trabajamos con los sellos de España. Hay dos vertientes: las novedades que se emiten cada año y que muchos de nuestros clientes recogen religiosamente para tener su colección completa; y los sellos antiguos, que permiten a cada uno retroceder en el tiempo tanto como desee. Algunos se quedan en el año de su nacimiento, otros se remontan a la Segunda República o incluso al primer sello español de 1850, con Isabel II», explica Enrique.
Los sellos son ventanas a épocas y momentos específicos. Cada uno cuenta una historia, ya sea a través de personajes ilustres, paisajes, o eventos históricos que quedan inmortalizados sobre el papel. En Ogando, además de los sellos, ofrecen hojas de colección propias con textos explicativos. «Es el soporte para guardarlos y conservarlos, pero también una forma de entender el contexto del sello, a qué está dedicado y su significado», detalla Enrique.
En León, los abonos de sellos –colecciones anuales– son los más populares. «Hay personas que prefieren seguir el ritmo de las nuevas emisiones, mientras que otras se especializan en temáticas concretas, como fauna, deportes, coches, o ajedrez, buscando sellos de cualquier parte del mundo que encajen en su colección», comenta.
Para los curiosos que quieran iniciarse en este mundo, Enrique tiene claro el consejo: «Lo ideal es empezar con los sellos del año en curso. Son accesibles, se adquieren al precio facial –es decir, el valor marcado por Correos– y te permiten familiarizarte con el proceso. A partir de ahí, uno decide si quiere profundizar y hasta dónde llegar».
Publicidad
Hablar del valor de un sello es adentrarse en un terreno fascinante. «Tenemos desde sellos que cuestan 1,50 € hasta piezas de 3.500 €. Todo depende de su rareza, su conservación, y algo tan específico como la goma trasera. Esa goma original, intacta, puede marcar la diferencia entre un sello común y uno excepcional», explica.
Enrique nos muestra para este medio un sello de la Guerra Civil española. «Este tiene un valor alto porque hubo muy pocos emitidos, y aún menos han llegado hasta nosotros en perfecto estado. En cambio, otros sellos, más comunes, tienen precios asequibles porque hubo grandes tiradas», añade.
Publicidad
Además de vender sellos nuevos, en Ogando también se comercia con piezas antiguas procedentes de colecciones particulares. «Muchos de los sellos que llegan a nuestras manos lo hacen a través de herencias. Es habitual que los coleccionistas acumulen piezas únicas, y cuando fallecen, sus familiares las traen aquí», explica. Sin embargo, Enrique advierte que encontrar «un tesoro» escondido es poco frecuente. «Lo normal es que quien tiene algo valioso ya lo sepa. Pero sí, de vez en cuando aparecen sorpresas», cuenta con una sonrisa.
Noticias relacionadas
Hugo García González
Desde León, Filatelia y Numismática Ogando se ha convertido en un referente para aficionados de toda España. «Aunque estamos aquí, nuestra tienda llega a todo el país gracias a la web. En monedas y sellos, somos de las numismáticas más fuertes de España», asegura Enrique, quien también es perito judicial en filatelia y numismática.
Publicidad
El coleccionismo de sellos no es solo un pasatiempo, es una manera de conectar con el pasado y preservar historias. Como bien dice Enrique, «el verdadero valor está en tener una colección coherente, con años completos o temáticas bien definidas. Más que piezas sueltas, lo importante es crear algo que cuente una historia».
En este Día Mundial del Sello Postal, quizá sea momento de abrir ese cajón donde se guardan esas viejas cartas, observar los sellos con detenimiento y preguntarte: ¿qué historias podrían contar? En un mundo tan rápido y digitalizado, los sellos siguen siendo pequeños fragmentos de tiempo que esperan ser de nuevo descubiertos.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.