La desgracia de León

Estamos a la cabeza del triste ranking de fallecidos -póngale usted los tantos por ciento o por mil que quiera-; nuestros sanitarios ofrecen cifras de contagio propias de un país del tercer mundo; nuestros ancianos han sufrido la muerte más horrorosa, la muerte en soledad, abandonados en muchos casos dentro de sus residencias; las colas para recibir comida en los comedores sociales recuerdan a épocas cercanas a la posguerra; el gobierno que ha atesorado más poder en sus manos desde la restauración de la democracia en España camina dando tumbos, sin liderazgo, y lo que es peor, sin una idea clara de cómo salir de esta enorme crisis… y todo ello no ha sido fruto del azar sino de una conjunción de circunstancias de la que no es la menor que la política actual de nuestras instituciones está, salvo raras excepciones, en manos de políticos mediocres, sin experiencia de ningún tipo ni política ni laboral, que hacen del politiqueo su oficio y son un peligro en sí mismos mucho mayor que el Covid-19.

Somos un país europeo, somos o éramos una de las potencias económicas del mundo que habíamos logrado salir airosos, con gran esfuerzo ciudadano, de una grave crisis apenas hace unos años. Pero hoy vemos cómo en sólo dos meses, esa economía que crecía como la máquina de Europa, se desmorona con estrépito. La pésima gestión de la crisis sanitaria está abocándonos a una crisis económica y social que va a ser mucho más grave si cabe que la sanitaria. Y ello, en buena medida, por la incompetencia de unos gobernantes tan ineptos como soberbios, que escudándose cobardemente en el dictamen de los funcionarios ministeriales han ido de torpeza en torpeza hasta llegar al punto de difícil retorno donde hoy nos encontramos.

Y si este es el triste panorama nacional, los leoneses sufrimos una situación aún más desesperante. Dentro de lo malo, somos lo peor. Así se desprende de las decisiones de este gobierno regional fantasma. Liderado por un presidente irrelevante que lleva dos meses desaparecido, escudado detrás de quien realmente ejerce el mando y que es una especie de Nerón incendiando Roma. El ínclito Igea, al que bien conocen en su partido, formando dúo con la mejor médico del mundo, transmutada en consejera de sanidad.

Estos dos, con la anuencia del cobarde titular de la presidencia, se han sacado de la manga la fórmula mágica de la desescalada que han convertido en piedra filosofal del gobierno. Y la susodicha, repite en cada rueda de prensa como si fuera una letanía: «León va por el buen camino, pero tendrá que espera». Han partido el territorio en áreas de salud, para mayor desastre de esta provincia y de esta comunidad. Si nadie lo remedia, León tardará mes y medio más que provincias de nuestro entorno comoAsturias, Orense, Lugo o Zamora en alcanzar una mediana normalidad.

¿Qué dicen a esto nuestras fuerzas vivas? ¿Dónde están la FELE y el Círculo de Empresarios? A los sindicatos no se les espera, por supuesto. ¿Dónde están los alcaldes, tan necesarios en estos momentos de falta de liderazgo? ¿Y los partidos? El PSOE, calla. Bastante tienen con no levantar iras que puedan salpicar a Sánchez. ¿Y el PP leonés? Qué pena…

¿Dónde está VOX? Tan sólo la UPL de manera tímida, cuando tenían que estar exigiendo a gritos, ha sido capaz de pedir el pase a la Fase 1. Están hundiendo León amparándose en la supuesta prudencia de la que hace gala la inefable consejera de sanidad con el silencio vergonzante de su presidente.

Espero que los miles de autónomos, trabajadores y pequeños empresarios que están viendo cómo se muere nuestra provincia les pasen factura a la hora de volver a las urnas, pero tal vez, sea demasiado tarde.

[Luis Aznar, exsenador leonés por el Partido Popular]