El 24 de enero de 2020 pasó lo que no debía pasar. El Intercity Madrid-Gijón que salió de Chamartín a las 17.15 con 275 pasajeros en la línea Léon-Madrid descarriló en la bifurcación de Cerrato (Palencia).
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El accidente se saldó sin ... heridos gracias a que el tren iba a 8,5 kilómetros por hora. Eso evitó una desgracia y evidencia que algo anómalo pasaba. El desvío sobre la que circulaba era apto para velocidades de 220 kilómetros por hora. ¿Qué falló y por qué?
La Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios, adscrita al Ministerio de Transportes, buscó la respuesta. Las directivas de la UE obligan a tener expertos independientes que entrevisten a todos los responsables, hagan autopsia de lo sucedido y dicten consejos para que no se repitan accidentes graves.
El informe que acaban de cerrar destapa una cadena de errores: los contratos que externalizan el mantenimiento no se aseguran de dejarlo en manos expertas, permiten que falte personal en momentos determinados, hay errores de coordinación entre cuadrillas y un exceso de confianza que resultó fatal.
Que algo iba mal se supo a las 18.24 horas, es decir, 35 minutos antes del accidente. El centro de regulación de tráfico en Atocha reservó la vía 2 de la bifurcación para el Intercity en el que iban alcaldes, directores generales y parte de la comitiva que representó al Principado en la feria de Fitur. El desvío número 4, necesario para ese trazado, no respondió ahí como debería.
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