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Fue el pasado 14 de octubre cuando el Ayuntamiento de León reabría el parque de Bomberos de la capital. Atrás quedaban varios meses de mudanza al Coto Escolar para sus efectivos y una inversión de 850.000 euros destinados a renovación y modernización de instalaciones ... pendientes de una segunda fase aún hoy sin fecha.
En realidad la acometida es la primera gran obra de adecuación realizada en este parque de Bomberos, que apenas había tenido un par de pequeñas obras de reacondicionamiento en sus 43 años de vida.
El resultado de la actuación fue presentado como un notable avance en las severas necesidades de una instalación muy machacada por el paso de los años.
Sin embargo, y a la espera de una segunda fase que conllevará una inversión superior al millón de euros, los propios bomberos de la capital se muestran sorprendidos por las severas deficiencias que deben soportar en el área más moderna del inmueble, la reformada. Y no son pocas.
Entre ellas que la cocina industrial instalada para dar servicio a los bomberos durante sus turnos lleva parada cuatro meses al carecer de gas ciudad. La instalación fue realizada con un «moderno equipamiento» pero no se concretó «la conexión al gas ciudad» por lo que se carece de este servicio.
Así que los bomberos tienen que recurrir de forma ordinaria «al microondas» o en su defecto a planchas conectadas al tendido eléctrico o algún «camping gas» que de forma voluntaria se han llevado al parque.
Más grave aún es el consumo diario de 500 litros de gasoil de calefacción porque cuando se realizó la nueva obra «se olvidaron instalar termostatos en el edificio». Eso supone que la calefacción está funcionando «24 horas sin detenerse» y que la temperatura interior «es insoportable».
«De forma habitual se abren las ventanas para aliviar el enorme calor que hay en el interior y en algunas zonas se cierran los radiadores, aunque ni de este modo se logra contener la temperatura», también se advierte.
Hay más deficiencias como un gran agujero en el suelo del gimnasio que impide su uso. «Te puedes caer por una agujero de cinco metros». Esta zona del parque es de la que está «pendiente de reforma» pero se utiliza por los bomberos para su preparación ordinaria con el consiguiente riesgo.
A esas carencias se suman problemas materiales como el hecho de que los efectivos del parque tienen que salir a las emergencias con un vehículo todoterreno que «tiene 35 años». «Es imposible encontrar un vehículo tan viejo y en peor estado que este en todos los parques de España», recuerdan.
Y mientras cada noche duerme en el parque, como desde 2015, un camión que apenas tiene «60 kilómetros» pero que nadie utiliza. Es un camión especializado en incidentes químicos. Fue entregado por la Junta al Parque de León en 2015 y se anunció como un equipamiento que permitiría afrontar riesgos «ordinarios» y «extraordinarios» (químicos).
Su coste superó ampliamente los 200.000 euros pero la realidad es que nadie «sabe usar este camión ni su equipamiento. No se han dado cursos para este fin y desde luego su uso ordinario en cualquier fuego no es posible porque sus boquillas no se adaptan a las actuales». El resumen, «dinero tirado desde las administraciones».
Y así mientras la lista de problemas sigue 'engordando' los efectivos esperan a que la reforma 'completa' del parque se haga efectiva. Para eso se precisarán más de un millón de euros ahora pendientes y previsiblemente una nueva mudanza de parte del equipamiento.
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