Crimen de La Torre

El acusado no tenía patología mental y diferenciaba entre el bien y el mal

El adn de la víctima y el agresor se encontraba mezclada en el mango y el filo de la navaja, arma del crimen.

Habla la forense que analizó los restos de ADN

Había sangre del agresor en la manga de la víctima, pero no existían signos compatibles con lucha o defensa.

Dos nuevas amonestaciones del magistrado al letrado. Sigue mostrando una agresiva forma de dirigirse a las peritos. Pide respeto, educación y libertad de quien declara. Pide que retire la tarea de “especular” hacia la testigo-perito.

Se acordaba pormenorizadamente de todo lo que hizo el día de los hechos. Extrae datos de cosas negativas como portar una navaja. El relato era “coherente” y “no había bebido tanto” como para tener claridad de los acontecimientos.

El análisis de orina, dos días después de los hechos, da positivo en consumo de cannabis que pudo consumirse “hasta cinco días” antes. Se desconoce si había consumido ese día o la cantidad.

No ha existido ni existe alteración mental que le impida diferenciar “el bien y el mal” en ninguna esfera del plano psicológico de Jorge Cervantes.

Se define como una persona “tranquila y sensible” y no se intuye distorsión de la realidad en el acusado.

La vida de Jorge era “estructurada”, según las descripciones del propio agresor.

El acusado tenía un hematoma en el tabique nasal y dolor en el hombro derecho. No precisó ningún tratamiento médico posterior a su atención en Urgencias.

La sangre que encontraron en los restos de los tejidos que portaba la víctima pertenecía a Mario y en la manga del cortavientos había muestra del agresor Jorge Cervantes.

La herida tuvo una incisión de hasta 14 centímetros a tenor de la profundidad de la herida y la trayectoria.

El abogado abre la vía de que la víctima contaba con Covid activo en este momento. Las forenses le recuerdan que la prueba fue por protocolo de protección con los propios facultativos.

Nueva llamada de atención al letrado de la defensa por su interrogatorio a las forenses. Le recuerda que los detalles que está preguntando ya tuvieron respuesta de testigos directos.

Si se estuviera haciendo aspavientos “como mucho haría un arañazo”. La navaja se “clavó” en el tórax. Mario perdió más de la mitad de la sangre de su cuerpo que se encontraba en la cavidad torácica.

El resto de lesiones no son vinculadas “a una posible lucha” pero sí de protección ante una agresión.

Una herida que va de arriba a abajo, es “complicado” que sea accidental, exponen ahora.

“Hay que imprimir una fuerza considerable para llegar a la arteria a la que llegó el filo”, sentencian las perito.

El grosor y la anchura del arma, atendiendo a sus características, “podría ser compatible” con la herida mostrada.

La muerte de Mario se produjo a las 5.20 de la madrugada, tras media hora intentando reanimarle tras una segunda parada cardiorrespiratoria.

Puede ser compatible que, a pesar de la herida, pueda permanecer vivo durante varios minutos al ser joven y por la “reserva vital muy grande”. Hay signos físicos que exponen que la persona no está bien a pesar de que no haya sangre, como la aceleración cardiaca o la sudoración.

La herida es “de gran profundidad” porque pasa la piel rompe una costilla, secciona un órgano y llega a la arteria pulmonar. “Es una vía fundamental” porque conecta el corazón con el pulmón. Ese corte provoca “la muerte de la persona” porque evita que el oxígeno llegue del pulmón al corazón. Tenía tres litros y medio de sangre en el cuerpo. Confirman que la causa de la muerte fue la puñalada.

La herida afectó a “toda la cavidad torácica” fracciona músculo, costilla y pasa a neumotórax -pulmón- con dos heridas de doble trayectoria. También una herida en la arteria que provoca una hemorragia masiva interna.

El arma tuvo que tener la hoja plana y de un solo filo.

¿Qué encontraron en el cadáver? Tiene manos y uñas ensangrentadas, heridas en las rodillas y la palma de la mano muy leves. En la cabeza, una herida de forma estrellada; en el tórax derecho, una herida inciso-punzante de 3,5 centímetros por 2 de ancho. Una característica “tipo de arma blanca”.

El día 16 de mayo se traslada el cuerpo y pertenencias de la persona fallecida: un cortavientos, pantalón de chándal, deportivas y calcetines.

Los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de León exponen sus informes sobre la causa

Se reanuda la sesión

Receso de 20 minutos en la sala

Declaran los forenses

El magistrado «aconseja» a la familia de la víctima que no vean las imágenes que los forenses exhibirán durante las próximas declaraciones.

El agresor le explicó que había tenido “una pelea” y presentaba golpes en la cara y dolor de hombro. No observó líneas de fracturas tras hacer una radiografía. Hubo una herida en el tabique nasal.

Declara un médico testigo-perito

El consumo de marihuana “tranquilizaba” a Jorge Cervantes, pero no es “un buen método” de tranquilización.

Tenía causas legales abiertas por consumo de marihuana y una pelea que había tenido.

Atendió en el año 2019 a Jorge Cervantes. Le vio en tres sesiones por petición de su madre. Jorge estaba “accesible” pero decidió que no quería hacer terapia. Apuntó impresiones diagnósticas que no corroboró. “Tenía problemas de adaptación familia y consumo de marihuana”.

Declara una perito - psicóloga

Dentro de una persona de 20 años, su situación era “normalizada”. La única droga que detectaban era cannabis, mientras que otras sustancias dio negativo como opiacios y cocaína.

La terapia antidrogas la inició “por presión” y luego siguió con ella. No tenía “consciencia” de la gravedad de la situación, pero la situación era “normalizada”.

Jorge Cervantes acudió a un centro para drogodependientes de Cruz Roja. Tomó contacto con ellos por una sanción por posesión de cannabis. Por presiones de la familia, decidió continuar con este proceso.

Declara un testigo-perito

Anulan la declaración de uno de los testigos porque permaneció en la sala antes de declarar.

El acusado muestra signos de agotamiento y dolor tras la declaración de su madre, llegándose a tapar la cara.

El autor de la cuchillada se encuentra en un módulo de la cárcel en el que se concentran personas que consumen drogas y afronta análisis y diferentes procesos durante su estancia.

El acusado mandó un WhatsApp a su madre para explicarle «que había tenido una pelea» pero sin explicarle nada más.

La madre afirma que han entregado 10.000 euros en modo de “compensación” a la familia de la víctima.

La madre de Jorge escribió a los padres de Mario para “darles el pésame porque tiene que ser horrible su situación”. Afirma que también el agresor quería “pedir perdón” y le pidió esperar.

Sus padres se separaron y decidió irse con su padre. La madre perdió el contacto con él. “Yo veía que cuando venía lo hacía oliendo a marihuana” y le pedía ir a un psicólogo.

“Veía que no era capaz de dejarlo -las drogas-“, insiste, por lo que le llevó a otro centro privado. “Empezó a estar más centrado, venía más por casa y comíamos alguna vez juntos con conversaciones mejores, se le podía hablar”.