Los cribados en León quedan lejos del objetivo a diez años y cientos de tumores quedan ocultos

Precisamente tras una reunión con representantes de la asociación el Ministerio acordaba ampliar la edad de estos cribados pasando de los 69 años a los 74. Una propuesta que la asociación «había pedido infinidad de veces», según explica el presidente de la misma en León, Estalislao de Luis Calabuig. Se equipara así el sistema español al del resto de países del entorno en una decisión que se justifica porque «el número de cáncer de colon a partir de los 70 años sigue siendo muy elevado, y es ilógico que si es tan frecuente a partir de esa edad el cribado no se realizara».

Una noticia «muy buena» y que sigue ampliando la cobertura de estas pruebas «sencillas y no invasivas» que en 2007 Contra el Cáncer comenzó a realizar hasta que en 2014 se institucionalizó en el sistema sanitario. «La calidad de vida sigue aumentando y es importante cubrir las edades más altas», apunta de Luis Calabuig, que incide en que estos cribados «salvan vidas».

Sin embargo, echando la vista atrás a aquellos años en los que se empezó a extender la prueba, el presidente lamenta que las expectativas que se manejaban respecto a la participación hayan quedado muy lejos de lo esperado. «Decíamos entonces que en 2024 tendríamos que llegar al cien por cien de participación y lo cierto es que estamos lejos», lamenta.

Lo ideal sería que entre los 50 y los 69 años la participación en los cribados para detectar cáncer de colon superara el 70 por ciento, y en León, al igual que en el resto de la comunidad, solo alcanza al 40. Un porcentaje «muy bajo» y que tras la pandemia se ha reducido algunos puntos más. «Es menos de la mitad de la población que está llamada y es preocupante porque muchos de esos cánceres que no se detectan quedan escondidos, y cuando se realiza el diagnóstico ya son más complicados y graves», señala de Luis.

La detección precoz de estos cánceres es fundamental para los pacientes y para el sistema. Cada cribado cuesta unos dos euros, mientras que las colonoscopias superan los 200, dinero al que hay que sumar los tratamientos que rondan una media de 2.000 euros por paciente y año y que aumenta exponencialmente en los casos más graves que no se han comenzado a tratar a tiempo.

La asociación encuentra que uno de los principales escollos de la población para participar en el cribado es el proceso. Mientras en comunidades como País Vasco o Navarra -que superan el 70% de participación- la carta de convocatoria incluye en kit que se puede enviar con la muestra, en Castilla y León en proceso es algo más tedioso. «Te llega la carta con el llamamiento, tienes que pedir la cita, acudir al centro de salud a por el kit, volver a dejar la prueba, regresar a por los resultados... hay mucha gente que opta por no hacer el cribado», explica Estanislao de Luis.

De hecho, y según un estudio del Observatorio del Cáncer, las principales barreras entre las personas que no se han realizado la prueba son la falta de síntomas (39,6%), no haber recibido la invitación oficial para participar (39,9%), olvido o dejadez (28,6%) o barreras relativas al deseo de mantenerse alejado de los centros médicos en el contexto de pandemia (24,9%) o a la saturación percibida en la sanidad (22,1%).

Junto con el Colegio de Farmacéuticos han iniciado conversaciones para plantear una propuesta en la que los despachos puedan intervenir en el proceso y facilitar los trámites, entregando el kit a los convocados. «Podríamos resolver así un apartado práctico y esperamos que la propuesta prospere y se pueda hacer algo así en el futuro», concluye el presidente.