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El tamaño de la ciudad de León la presupone como un lugar cómodo para vivir, al menos económicamente hablando. Lejos de las grandes ciudades donde los precios están por las nubes, teóricamente la ciudad leonesa encaja en ese perfil de urbe donde todo alcanza un punto medio en el que ni sobra ni falta. Y hasta hace unos años era así, pero a raíz de la pandemia la inflación no ha tenido piedad y ha llegado a todos los lugares.
El coste medio de vida en León, por mucho que haya subido, sigue siendo bastante más barato que en otras ciudades, aunque bien es cierto que no tiene ni punto de comparación con los números de antaño. Y uno de los sectores más afectados es el de los jóvenes: con salarios que no se corresponden con la subida de precios, la dificultad para encontrar trabajo y la inflación en bloques como el alquiler les posiciona como las grandes víctimas de la situación.
El último dato disponible respecto al sueldo medio de los jóvenes es de 2023 a nivel autonómico. En Castilla y León los jóvenes cobran en torno a 12.603 euros netos anuales, lo que mensualmente da 1.050 euros. Es precisamente esa cantidad la diferencia que hay entre la cifra nacional y la autonómica: la media de sueldo de jóvenes de la comunidad es mil euros más baja que la media nacional.
De por sí esa cifra ya se presupone baja, pero si se analiza el precio medio de otros servicios necesarios la situación se agrava sobremanera. El alquiler en León capital se cifró en 8,22 euros por metro cuadrado en el tercer trimestre de 2024. Con esos datos, y contabilizando un piso de 60 metros cuadrados, saldría un resultado rondante a los 493 euros, más de la mitad del salario mensual de los jóvenes en Castilla y León (1.050).
La comida es otro hueso que toma partida en el coste medio de vida. En el caso de León y según la Organización de Consumidores y Usuarios, una compra en un supermercado la ciudad sale cercana a los 125 euros, por lo que suponiendo que se hagan dos compras al mes ascendería a 250 euros mensuales en comida. Lo mismo pasa con los suministros, como la luz, el agua y el gas, que ahora en invierno asciende la cuantía. La suma de los tres servicios rondaría los 120 euros según la plataforma de pisos de Idealista en un estudio a nivel nacional.
Tanto el alquiler como la comida y los suministros son las tres partes esenciales para conocer a grosso modo el coste medio de vida en una ciudad. Hasta entonces, León supondría un gasto de 863 euros teniendo en cuenta que se vive en un piso de alquiler de 60 metros cuadrados, se hace dos compras mensuales y se tiene en cuenta la media nacional en cuanto al gasto en suministros. De esa manera, y sin tener en cuenta otros apartados, supondría el 82,33% del salario medio.
Otras dos cuestiones que se podrían tener en cuenta son el transporte público y la gasolina. El Ayuntamiento de León desde hace unos años subvenciona parte de los viajes en los autobuses urbanos, por lo que un bono joven de 20 viajes saldría a 6,60 euros, a 0,33 cada uno. Por último, la gasolina es bastante más cara. Su precio cambia a diario, aunque no suele fluctuar entre cifras muy diferentes entre sí. Teniendo en cuenta un depósito de 50 litros y un precio por litro de 1,45 euros (el precio medio de las gasolineras leonesas), llenarlo costaría 72,5 euros.
Con todo, este análisis del coste medio de vida en León de un joven español saldría a 942 euros teniendo en cuenta alquiler, cesta de la compra, suministros (luz, agua y gas), bono transporte y gasolina. Todo ello compone el 89,71% del salario medio de los jóvenes en la comunidad, que se cifra en 1.050 euros. Cabe destacar que el análsis no es exacto y todo depende de la situación de cada usuario, si bien intenta reflejar y aproximarse lo más posible a la realidad con cifras medias. El alquiler no es lo mismo en todas las zonas de León ni todas las personas comen y gastan lo mismo, como tampoco todas requieren de un bono transporte ni de un coche para realizar sus actividades diarias.
La conclusión es clara: apenas sobraría un 11% para actividades de ocio u otras necesidades básicas como la ropa, sin olvidarnos de la ínfima capacidad de ahorro que ofrece la situación, entrando en un peligroso circuito que ya afecta a la mayoría de jóvenes.
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