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Cuando Aldovea Catering cerró sus puertas como consecuencia del Estado de Alarma decretado por el Gobierno para contener la expansión del COVID-19, al cocinero leonés Daniel Lombas (La Pola de Gordón, 1978) se le vino la casa encima.
Confinado en su piso del ... barrio madrileño del Retiro y en medio de la debacle de la ciudad, le vino a la cabeza el nombre de José Andrés y su ONG World Central Kitchen. Podía y, sobre todo, quería.
Tras una serie de gestiones acabó dando con 'X TI', la iniciativa solidaria de la Fundación Ángel Nieto y el Grupo Larrumba, en colaboración con el Grupo Lalala y el Grupo El Escondite, y no se lo pensó dos veces.
«El primer día que salí, para ir hasta el restaurante Habanera, me eché a llorar. Habían pasado quince días. Los silencios eran terribles y las colas de gente para recoger comida descorazonadoras«, ha asegurado Lombas, uno de los discípulos de Alberto Chicote en el desaparecido NODO.
Este restaurante, en la plaza de Colón, es uno de los tres puntos junto al Café Comercial (glorieta de Bilbao) y Carbón Negro (calle de Juan Bravo) donde una red tejida por decenas de voluntarios cocinan 1.800 raciones diarias de comida.
De ellas, unas doscientas van destinadas al personal sanitario que se encuentra trabajando en el hospital de campaña situado en Ifema, mientras que el resto, con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid, se reparten entre las familias sin recursos de la capital que se han visto más perjudicadas por la pandemia.
Lombas, junto a Mariano Barrero (Umo y A Brasa), Óscar Horcajo (Umo) y Roberto Rúa (DiverXO), da forma al departamento de logística de un proyecto que, si bien le mantiene alejado de los fogones la mayor parte del tiempo, está siendo «muy gratificante».
«No llego nunca a cansarme», ha confesado un joven chef que en León regentó los restaurantes Sésamo y Mirai con una estancia de por medio en el Central Restaurante de Lima, en Perú.
Después, con la crisis como telón de fondo, emigraría a Londres, donde estuvo cinco años trabajando en distintos locales.
En cada turno, maratoniano, diseñan un menú en el que no falta el entrante, un plato principal y un postre que sale de la cocina de Pepe Roch, del Café Comercial.
«En cada bolsa metemos una tarjeta con una frase positiva, un chocolate o una golosina y una pieza de fruta», ha explicado tras admitir «cierta improvisación».
Es una espontaneidad que responde a las donaciones que a diario llegan de empresas y particulares, como la de «una señora que nos envió 200 kilos de chorizo y 400 de carne».
«Igual tenemos 1.500 alcachofas de la Huerta de Carabaña, pero por otro lado aparecen 200 kilos de solomillo ibérico de la Casa de Carmina», ha precisado en un intento por dar a conocer la confección de unos platos que «deben ser saludables y fáciles de comer».
«Lo duro no es gestionar un equipo,lo duro es gestionar sus emociones porque uno no es de piedra«, ha señalado. Y es que entre las personas que dan cuerpo a 'X ti' hay situaciones dramáticas.
«Hay gente que tiene auténticos problemas no solo para pagar el alquiler y los suministros sino para comprar comida. Y ahí está dando el callo», ha señalado sobre una exclusión social que no deja de aumentar.
Porque, como asegura el Grupo Larrumba, parafraseando a Albert Camus, «la verdadera generosidad hacia el futuro radica en dárselo todo al presente».
En este contexto, ha concluido, la solidaridad es el mejor activo y los voluntarios su gran baza.
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