En los últimos días abundan las voces que apuestan por el confinamiento como mejor manera de combatir la tercera ola de Covid-19. El pasado 5 de enero (aunque parezca que ha pasado una vida entera a tenor de la borágine informativa), la Junta pidió al Gobierno la posibilidad de confinar a la población «10 ó 14 días» para frenar la tercera ola ... . Una medida que repetiría la vivida en los meses de marzo y abril, pero por menos tiempo.
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La realidad es tozuda. Las cifras no invitan a otra cosa que no sea tomar medidas pero, ¿es el confinamiento la mejor herramienta?
Para saberlo toca acudir a los expertos. El virólogo leonés Estanislao Nistal no duda en asegurar que «desde punto de vista virológico siempre va a funcionar», pese a que, aunque no es su rama, no obvia que «lo difícil es hacerlo sin afectar a la economía».
No obstante el experto entiende que se puede. «Habría que apostar por un confinamiento que no sea tan restrictivo como la primera vez, sabiendo usar las herramientas que tenemos a nuestro alcance y que ya conocemos».
Por eso, desde el punto de vista epidemiológico, Nistal señala que, de llevarse a cabo, el posible confinamiento «debería ir de la mano de estímulos o condonación o prórroga de impuestos».
Y es que la realidad de esta herramienta es clara: «Se pueden desarrollar confinamientos que supongan una reducción muy grande del tamaño de los grupos de contacto», abriendo las posibilidades más allá de «evitar no que la gente salga a la calle, sino frenar situaciones en las que se junten personas, con confinamientos selectivos o las pasadas fases».
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En este campo del saber científico existe la apuesta clara (o la sugerencia política) de las bondades que podría traer confinar en domicilios durante quince días en aquellas comunidades que sobrepasen los 700 casos por 100.000 habitantes.
«Los confinamientos cortos podrían ser efectivos pero sabemos que no pueden ser totales, hay personas que por ejemplo tienen que ir a trabajar», señala Estanislao Nistal.
Se aleja pues la posibilidad de vivir algo parecido a lo de marzo. El reciente (y polémico) toque de queda a las 20 horas es la medida adoptada por la Junta de Castilla y León después de que el Gobierno negará la posibilidad de confinar.
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Tocará ver si esta postura es más o menos flexible.
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