Justos pagan por pecadores. Se trata de 70 estudiantes de la Universidad de León que llevan ya varios días confinados en la Residencia Doña Sancha. Los primeros positivos se comenzaron a mostrar la última semana de septiembre, después de una escapada rural, y ... el pasado viernes 2 de octubre saltó la alarma, obligando a confinar a la totalidad de los residentes como medida preventiva.
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Ese mismo fin de semana se realizaron pruebas PCR tanto a los jóvenes como a los trabajadores del centro, que depende de la Junta de Castilla y León, devolviendo un brote de 24 positivos, fruto de la imprudencia de algunos de ellos, que según fuentes de la dirección acudieron a una casa rural donde fueron contagiados.
Ahora, tanto los afectados por el virus como los negativos, tendrán que guardar una cuarentena preventiva. Uno de estos casos es el de Silvia, alumna de Trabajo Social en la Universidad de León, y que pese a dar negativo, tendrá que esperar al menos 10 días más para poder salir de su habitación donde se encuentra recluida. En su caso, tal y como ella señala, tiene suerte, pues «es de las más grandes que hay en la residencia, pero no todas son así».
Tal y como ella indica, tanto los que han dado positivo como los negativos no pueden abandonar la habitación ni para ir a comer. La residencia ha colocado una pequeña mesa junto a la puerta de cada uno de los universitarios, donde a la hora de la comida se posa una bandeja: «No bajamos a comer al comedor, nos suben la comida. La comida que sobra y la bandeja las metemos en una bolsa que se deja junto a la puerta para que la recojan», asegura. Lo mismo ocurre con la lavandería: «Cada uno lava sus cosas en el baño».
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Todos ellos prosiguen sus estudios en la Universidad de León con relativa normalidad, pues en la mayoría de los casos se les ha facilitado la docencia online, aunque no es el caso de todos: «Yo tengo asignaturas de las que no sé nada aún», señalan, aunque reconocen que los protocolos se han puesto en marcha: «Por lo general han puesto facilidades».
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Una de las actividades que han retomado estos estudiantes es el aplauso sanitario a las 20 horas. Según se acerca la hora, poco a poco se van iluminando las ventanas de la residencia y uno a uno comienzan a asomarse mientras dos de ellos hacen de DJ. En cuanto el campanario más cercano marca la hora, comienzan los aplausos y los vítores. Un minuto de celebración para los profesionales de la salud seguido por el ya repetido 'Resistiré del Dúo Dinámico que cantan para animarse los unos a otros.
Mientras tantos, banderas de León, bufandas del Villa de Aranda y hasta camisetas de Messi asoman por las ventanas en un intento de matar las horas de un reloj que parece ir más despacio en el interior del edificio: «Nos ponemos alguna canción y así intentamos animarnos y apoyarnos los unos a los otros por el patio».
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