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El inicio de sesión del juicio por los hechos que ocurrieron hace cuatro años cuenta con la calificación de las partes, que solicitan entre 27 y 30 años de prisión, mientras que la defensa desvincula a su cliente del asesinato y pide su libre ... absolución.
La sección tercera de la Audiencia Provincial de León ha acogido la primera sesión de la vista oral por el crimen que se produjo en el Barrio de la Sal -calle Marqués de Santillana-, en San Andrés del Rabanedo, el 19 de agosto de 2017.
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Durante los alegatos de las partes. La fiscal, en un duro y extenso relato, ha afirmado que «no tiene ninguna duda» de que el presunto asesino «es culpable». «Andrés -la víctima mortal- no está; sólo salió a dar un paseo en una noche de verano, como cualquiera de nosotros, y este señor le mató sin remordimientos».
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La representante del Estado ha insistido en su argumento porque «este asesinato es tan vil y cruel que no pueden tener miedo a declararlo culpable», dirigiéndose a los miembros del jurado popular. «Cualquiera podría ser Andrés o Esperanza. Les dijo que o les daba todo o les mataba; pues le dieron todo y le mató».
El objetivo de la fiscal será que «este señor entre en la cárcel, al menos 27 años, y que el resto de los ciudadanos podamos estar a salvo». Además, ha expuesto que «este señor es un ser violento», y ya fue juzgado por un presunto asesinato y «fue detenido por violencia de género».
Por último, le ha calificado como «sin alma», una persona que es «normal, pero que es malo». Y ha advertido que la defensa tirará de la presunción de inocencia, aunque esa desaparecerá ante las pruebas: «Esperanza le vio y les va a decir que no olvidará esa cara en la vida; le reconoció; le detuvieron con la misma ropa; y en su huida perdió el móvil».
La acusación particular ha apuntado a unos hechos de «gran ruindad, maldad y cobardía» cometidos por parte del acusado, Óscar, que no ha mostrado remordimiento durante los cuatro años que ha durado el proceso. «La viuda todavía me pregunta por qué asesinó a su marido. El motivo no fue otro que encubrir el robo».
El acusado por el crimen del barrio de La Sal, finalmente sí se prestó a declarar, aunque solamente a preguntas de su propia abogada, quien le interpeló para que afirmara que no mató a ese hombre, no agredió a esa mujer y que no estuvo en el lugar de los hechos.
Posteriormente, la letrada le facilitó que pudiera dar su versión de los hechos ocurridos aquella noche de agosto de 2017. Salió a tomar algo y fue a casa de Barrientos para meterse una raya. Una vez que se les termina la cocaína deciden comprar más y llamar a alguien, por lo que deja el teléfono. Tomó dos tranquimazines y se quedó dormido. Le despertó para contarle «que había habido una movida» y que se le había perdido el teléfono. «Decido irme a casa y me detienen por asesinato, pero no sé de qué me estaban hablando».
Según el presunto asesino, de ninguna manera pensó ni se podría imaginar «que la única persona que podía decir que Óscar dejó su teléfono a dos personas falleció». Era su única posibilidad de demostrar «que él no había sido». Y habló de «casualidad» para que acabaran en su posesión los teléfonos de las dos víctimas. «Yo pensaba que lo iba a aclarar Barrientos. Si esa persona hubiera estado viva, en el momento en que me detienen, yo no hubiera estado hoy aquí»
«Yo soy inocente y estaría con mis hijos, mi familia y mi madre, por eso las pruebas no coinciden. Yo no sé qué pasó después de que dejé el teléfono. Yo solo sé mi verdad, que es la verdad. Estoy aquí por cometer el error tan grave de haberme quedado de fiesta. Tengo cuatro hijos, una nieta y me he perdido sus mejores años. Lamento lo que le pasó a ese señor».
La letrada de la defensa ha confesado que cree «totalmente en la inocencia» de su cliente y eso tratará de demostrar, y objetó sobre «la cantidad de pruebas a favor de su cliente, que nunca, jamás, cumplió tal asesinato».
La abogada de Óscar apeló también al derecho del acusado a no declarar e hizo una narración de la vida de éste desde su llegada a España: «Siempre ha trabajado, vivió con una esposa española sin problema y ahora busca trabajo, algo complicado, al ser poco formado y extranjero». También descartaba que fuera un criminal con antecedentes y lo único por lo que se le ha condenado es por un hurto en grado de tentativa y «una bronca con su mujer», a la que tuvo que acudir la policía. Su argumento recordó que su cliente fue voluntario de Cruz Roja, padre y abuelo.
Alegó también que la viuda, en una rueda de reconocimiento posterior al crimen, reconoció a otra persona que no era el acusado. Y que los testigos «solo han dicho que era de rasgos latinos y en ese barrio hay muchos». Además, puso en tela de juicio la labor de la investigación: «Corría mucha prisa, León es muy seguro, y se hizo así», expuso con ironía. «No hay ni un solo vestigio de sangre ni de ADN, se le detuvo solo por la vestimenta parecida. En base a dos casualidades no se puede hacer esto». «Este proceso no puede acabar con veredicto de culpabilidad porque no hay pruebas, no se investigó».
En la calificación de los hechos, el ministerio fiscal ha expuesto que a las 00:05 horas del 19 de agosto de 2017, el acusado (O.M.G.N.), de nacionalidad venezolana, se cruzó con las dos víctimas (A.M.G. y M.E.A.A.), en la calle Miguel de Unamuno del barrio de la Sal.
El presunto asesino les adelanta y les espera en Marqués de Santillana, mostrando un objeto punzante para obtener un beneficio y bajo la frase: «Dadme todo u os mato». Fue entonces cuando clavó al hombre un objeto punzante, sin opción a que se defendiera, y que le causa la rotura del ventrículo derecho causándole la muerte por hemorragia brusca y anemia severa.
A la mujer la empuja y la tira al suelo para robarla el bolso, causándola heridas y estrés postraumático. Entonces huyó, perdiendo su móvil en la huida, y siendo localizado por la policía a las 7:27 horas en la calle Juan XXIII de León capital. El valor de los objetos recuperados fue de 542 euros y los no recuperados de 338 euros. Ingresó en prisión el 19 de agosto, donde permanece desde entonces.
Por todo ello, la fiscal entiende que hay un delito de asesinato, robo con violencia y lesiones leve, por lo que solicita una pena de más de 27 años de prisión y una indemnización de casi 160.000 euros. En una argumentación similar se ha basado la acusación particular, insistiendo en que la víctima mortal del acusado no tuvo opción de defensa y que el agresor tuvo intención indubitable de matar. Por este motivo eleva la pena hasta los 30 años de prisión.
Contrario a ese relato de los hechos se mostraba la defensa de Óscar, quien niega el relato e insiste en que el acusado se encontraba de fiesta en casa de un amigo a la hora de los hechos y que cuando quiso regresar a su domicilio, a las 7:00 de la mañana, fue detenido. Por ello entiende que no hay hechos constitutivos de delito y solicita la libre absolución de su cliente.
Los hechos han sido calificados como un presunto delito de asesinato consumado, en cuanto falleció una persona, otro delito de agresión leve y otro de robo con intimidación al utilizar un arma peligrosa. El jurado popular, formado por cinco hombres y cuatro mujeres, elegido en sesión previa el pasado viernes, tendrá que decidir con el objeto del veredicto sobre los hechos.
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