En León ya solo falta clavar la bandera de Asturias. Son muchos los municipios de la provincia en los que resulta raro no escuchar el acento asturiano. Ya sea en la terraza de un bar, en el mercado o en las piscinas municipales, los ... asturianos desbordan las calles de pueblos que durante el invierno se mantienen a la espera de su llegada.
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Es entonces, en los meses de verano, cuando familias de todos los rincones de la región, principalmente de las ciudades y de las cuencas, atraviesan la cordillera en busca de los añorados cielos despejados de la meseta. «Venimos a secar», argumentan la mayoría de los veraneantes mientras se tienden al sol durante horas.
A medio camino entre León y Benavente, Villamañán es la típica villa que dobla su población durante los meses de julio y agosto. Durante la mañana, las calles del pueblo parecen desiertas. En realidad, todos los habitantes se encuentran en la plaza mayor.
«Los miércoles es día de mercado y nadie del pueblo se lo pierde», cuenta María Fernández frente a un tendedero. Aunque hay asturianos que se dejan ver por el pueblo, en su mayoría, y en palabras de María, «ellos prefieren pasar la mañana en las piscinas municipales».
Así que allí nos vamos. Nos recibe Araceli González, conserje del recinto, quien nos señala que «aunque estos dos años haya habido menos gente que los anteriores, los asturianos han seguido siendo los que más han venido a bañarse». Incluso la dueña del bar, Sonia Zapico, es de Avilés.
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«Damos comida asturiana, que es lo que más gusta. El cachopo triunfa entre los de aquí y los de allá», dice mientras uno de sus camareros, también asturiano, sirve uno al estilo tradicional. Durante la temporada de verano regenta el bar mientras disfruta del buen tiempo de León. «A pesar de que esté trabajando es un buen lugar para estár en verano», cuenta mientras lleva bebidas a una de las mesas de la terraza.
Allí esperan Veronica Cardo y su hijo Alex. La veraneante señala que Sonia, la del bar, les convenció para veranear en León. «Eramos amigos en Avilés y un día nos dijo de ir a visitarla. Desde entonces decidimos quedarnos a pasar los veranos», cuentan.
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En el 'prau' de las piscinas, Viviana Fernández y Rafael Alonso se relajan leyendo una revista mientras sus hijos se dan un chapuzón en el agua. «Comenzamos viniendo de camping cuando eramos novios y ahora tenemos una casa de alquiler en Valencia de Don Juan, es nuestro segundo hogar», nos explican. La familia se mueve entre las piscinas de un pueblo y el otro: «Aquí estamos más tranquilos, de vez en cuando nos apetece relajarnos sin estar entre tanta gente», explica sentada bajo la sombrilla.
Y es que las piscinas de Valencia de Don Juan, a poco mas de 20 minutos en coche de Villamañán, cautivan a miles de bañistas cada día. Sus instalaciones, que cuentancon toboganes, piscinas infantiles, pistas de pádel y tenis, un bar con pantalla gigante y un inmenso prau para hacer parrilladas o lo que se tercie, atraen no solo a asturianos, sino también a cántabros, y muchos castellanoleoneses.
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Lidia Fernández, trabajadora de las mismas, señala que «aunque este año se encuentran a un 75% de aforo, las instalaciones han seguido renovándose, con un aparcamiento de asfalto y una nueva fachada». Además, el sistema de acceso se ha digitalizado. «Ahora solo puede comprarse la entrada al parque a través de tarjeta de crédito», explica su compañera desde la cabina de la entrada. Así que nada de efectivo.
Una vez dentro, vemos a una familia, dos de ellos con la camiseta del Oviedo. Comen empanadas y bollos preñaos: «parecemos poco asturianos», exclama el padre entre risas, y añade: «Vinimos de Asturias hoy y hoy mismo nos marchamos. solo hemos venido para un día, pero ha merecido la pena». Desde las piscinas, el castillo de Valencia de Don Juan se divisa a lo lejos, pueblo al que se conoce popularmente como de Valencia de la 'ho', ni más ni menos que por la cantidad de asturianos que allí residen en verano y por su particular acento.
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Son La huerta de Don Pedro y El nuevo jefe las sidrerías donde se reunen los asturianos que pasan allí más días. Lugares perfectos para tomar una sidra y leer El Comercio, que puede encontrarse todo el verano en los kioskos de la zona, como es el de La luna, regentado por Luis Ramos. «Son tantos los asturianos en el pueblo que vendemos muy bien El Comercio», celebra.
En la carretera entre Villamañán y Valencia de Don Juan se encuentra el Camping Palazuelo, un negocio familiar con hostal, bar, pistas de futbol, caravanas y por supuesto, una piscina. Una de las encargadas, a la que todos llaman Pipi, afirma que «el 99% de los residentes son asturianos y un 70% de las cuencas. Hasta el socorrista es un asturiano afincado en Villamañán». La colonia asturiana al otro lado del Pajares, en León, tiene efectivamente mucho peso en verano.
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