La trapa de 'El Infierno', el mítico 'Infierno', nunca se volverá a levantar. 'El Infierno', el cielo de la hostelería leonesa, cierra para siempre. Entre lágrimas, su propietario Raimundo Alonso 'Mundi' reconoce que no queda el aliento suficiente como para un último 'sprint' ... que le habría llevado al medio siglo de culto y fidelidad a sus clientes.
Publicidad
«Me mata la pena», acierta a decir, porque dentro de este singular establecimiento del Barrio Húmedo de León se esconde toda una vida en el terreno personal y una parte de la historia de la propia ciudad. Las puertas de 'El Infierno' han sido cruzadas por políticos, empresarios, representantes de la cultura y la vida social junto a legiones de turistas atraídos por una fama siempre merecida, y todos sucumbieron a su singularidad.
«Con todo lo que ha pasado, no sé, no lo vemos claro... es el momento», apunta Mundi evidenciando un sufrimiento que le corta sus palabras.
La historia de 'El Infierno' encuentra su raíz en 1973. Allí, en la antesala de la democracia, un mes de marzo Raimundo Alonso 'Mundi' decidió coger un pequeño bar en la calle Zapaterías, en el corazón del Barrio Húmedo.
Asumió aquel reto junto a Carmen Díaz, su prometida, y todo mientras hacía la mili en el Gobierno Militar de León. ¿Y el nombre del bar? La mili tiene la culpa. Fue a un teniente, al que llamaban el 'Sonrisas' por su capacidad para hacer chistes y bromear, a quien le consultó sobre el posible nombre. «Puedes ponerle El Infierno y hacer chorizos al infierno», le espetó el mando. Bien pensado, no era una mala opción.
'El Infierno' vio la luz de tan singular modo y a la espera de su apertura oficial 'Mundi' y Carmen encontraron tiempo para contraer matrimonio y marcharse de Luna de miel. A Gijón, por supuesto. Aquellos días de felicidad sólo se vieron enturbiados por la llamada de los 'grises', quienes le reclamaron de forma urgente para que regresara a León. Y el requerimiento no ofrecía dudas: querían saber el porqué de aquel nombre y si tenía «connotaciones de algún tipo».
Publicidad
Noticia Relacionada
Día a día, jornada a jornada, 'Mundi' y Carmen convirtieron 'El Infierno' en su casa, en la de todos los leoneses y por extensión, en la de todo aquel cliente de buen corazón que quisiera acercarse hasta su mesa para descubrir que efectivamente hay locales que tienen el corazón y el alma esperando en la barra.
'El Infierno' era, hasta la llegada de esta pandemia, el bar más antiguo del Barrio Húmedo de cuantos se mantenían en activo. 'Mundi' siempre fue un anfitrión descomunal, Carmen supo convertir aquella pequeña cocina en un lugar de culto y Roberto, su hijo, ayudó a sostener un local imborrable en la historia de León.
Publicidad
Ahora, con la pena apretando el corazón, toman la decisión más dura que jamás pudieron imaginar. Cierra 'El Infierno'. No todo es malo, 'El Infierno', desde hoy, será eterno.
Cuando 'El Infierno' vio la luz había una treintena de establecimientos en el Húmedo, hoy se acercan a los 200. En 2023, durante una entrevista en leonoticias realizada por Luis V. Huerga, 'Mundi' aseguraba que el secreto del éxito de su bar no era otro que «agradar a los clientes y que se sientan a gusto».
Atención que incluía la tapa, pero no la actual. «La tapa era una gracia que te hacía el camarero al pedir un vino. Era una tapa digna, no lo que ponen ahora. Muchos hosteleros creen que trabajan mejor por poner más cantidad. No consiste en dar de comer por un euro. Estamos tirando piedras contra nuestro propio tejado», comentaba el hostelero, que recordaba aquellos inicios de la actividad hostelera en el Húmedo en el que las «pandillas de buena gente» visitaban todos los bares y la clientela se repartía entre los propietarios. «Esto que hacen ahora, no es la mejor manera de potenciar la hostelería».
'Mundi' también fue durante «demasiados años» el presidente de la Asociación de Hosteleros del Barrio Húmedo, un momento que le permitió poner en marcha algunos proyectos que consideraba necesarios para revitalizar la zona y lograr algo de lo que aún hoy se siente orgulloso: que la matanza del gocho fuera pública, a pesar de que con el paso del tiempo se ha terminado prohibiendo muy a su pesar.
Con cuarenta años de trabajo en el establecimiento, no esconde que Carmen, su mujer, siempre fue «la mitad del bar y un poquitín más». Siempre estuvieron unidos, especialmente ahora, que toca poner fin a una historia maravillosa de principio a fin.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.