El responsable del Hogar Municipal del Transeúnte de León, Luis Ángel Calderón. Sandra Santos
Luis Ángel Calderón

«Tuvimos a un chico de 25 años con depresión que tenía dos carreras y cuatro idiomas y estaba en la calle»

El Hogar del Transeúnte de León registra en invierno las tasas de ocupación más altas y desde noviembre admite a mujeres. El perfil de los usuarios cada vez es más joven y aumentan las personas con estudios universitarios y problemas de salud mental

Martes, 17 de diciembre 2024, 08:17

No importa el frío, la nieve o la lluvia. El Hogar Municipal del Transeúnte de León, que desde 1986 gestiona San Juan de Dios, abre sus puertas a diario a decenas de personas, rostros anónimos que por diferentes circunstancias han visto cómo su vida daba un giro hasta verse abocados a vivir en la calle. Los meses de duro invierno en una ciudad fría como León no son fáciles. Entre octubre y marzo el Hogar, ubicado en pleno corazón de la capital, registra las mayores tasas de ocupación en un centro con 21 plazas ya escasas para la alta demanda.

Publicidad

Con el timbre de la entrada sonando cada pocos minutos y el teléfono cerca para atender las llamadas de los usuarios, el responsable del Hogar desde este mismo mes de octubre, Luis Ángel Calderón, nos recibe. Con él se iniciaba una nueva etapa en el centro que desde este mes de noviembre y gracias a la modificación de la ordenanza municipal que regula el recurso cuenta con siete plazas destinadas a mujeres. Por el momento, solo dos han hecho uso del servicio, una mujer de mediana edad de Rumanía y otra, junto a su marido, de Bulgaria.

Las siete camas de mujeres se encuentran en la planta baja, mientras que el recurso para hombres suma tres habitaciones de siete, cinco y dos camas en la zona superior. Se suman los baños con duchas para el aseo así como una sala común donde pueden hacer vida, jugar a juegos -en general, triunfan las damas sobre el parchís o las cartas- y que ya luce decorada de Navidad.

La demanda crece año tras año y desde el Hogar recuerdan que sus recursos son limitados, pero a diario ponen todo el empeño en llegar a todos. El perfil de los usuarios es variado, y detrás de cada persona hay una historia, recuerda Calderón.

Perfiles: jóvenes universitarios, migrantes, peregrinos y personas con problemas de salud mental

Principalmente, al Hogar acuden jóvenes de países africanos como Senegal, Marruecos o Argelia y de América Latina que o bien no tienen la documentación o regla, o bien no tienen trabajo y no pueden acceder a recursos habitacionales propios y se ven abocados a la vida en la calle. «Siempre vienen a España con la premisa de que buscan la protección internacional, pero las citas no llegan y se ven en una situación de sinhogarismo. Es un círculo vicioso porque muchos no tienen la documentación reglada por lo que no pueden trabajar y, por ende, no pueden acceder a una vivienda», explica el responsable del Hogar.

Publicidad

Habitaciones y zona de almacén del Hogar.

También están notando la llegada cada vez más frecuente de gente joven y con estudios universitario o grados medios. Personas que «no pueden pagar el alquiler y tienen que decidir si duermen o comen». Porque el problema de la vivienda está siendo un lastre para muchas personas con recursos limitados que, bien sin trabajo, bien con un salario mínimo, no pueden pagar los «desorbitados» precios ya no de una casa, sino de una sencilla habitación. «Es cada vez más difícil acceder y también estamos viendo un matiz de racismo a la hora de contactar con alquileres», apunta Calderón.

Newsletter

En aumento también el perfil de personas que presentan problemas de salud mental desde esquizofrenias hasta depresiones crónicas o severas que tienen dificultad para convivir y acaban en la calle. Se le viene de inmediato a la cabeza a Luis Ángel el caso de un joven de unos 25 años que se presentó en el Hogar diciendo «que venía del Hospital porque le habían hecho un lavado de estómago tras un intento de suicidio». El chico tenía hablaba cuatro idiomas y tenía dos carreras, y se encontraba en esa dura situación. «Se te cae el alma en estos casos porque es un problema muy grave», reconoce Calderón, que lamenta que en León «no hay recursos suficientes para personas con un gran deterioro de problemas de salud mental» porque no hay centros con plazas para dormir y en Santa Isabel no hay más espacio. «Necesitan un centro especializado», exige.

Publicidad

Newsletter

Aunque el objetivo en el que trabajan es que estas personas puedan normalizar su situación, trabajando en red con el comedor social, la trabajadora social, Cruz Roja y Cáritas Diocesana León, también se encuentran con otros perfiles de los llamados «peregrinos». «Son personas que hacen un peregrinaje por los distintos albergues de España. Cuando les preguntamos por qué no buscan una habitación nos dicen que no, que son personas de la calle, que esa es su vida, y que seguirán en albergues».

Habitaciones y sala común del Hogar.

En el centro de León el protocolo marca que cuando llega un usuario de nuevo ingreso se tome registro de sus datos. Tras comprobar que son mayores de edad se les asigna una cama en caso de que haya plazas disponibles siempre velando por la convivencia y la armonía y se les da cita con la trabajadora social. La normativa estipula que pueden pasar en el centro una semana y debe pasar dos meses entre ingreso e ingreso, siempre atendiendo circunstancias especiales en el caso de malas condiciones climatológicas así como una noche de emergencia por casos puntuales.

Publicidad

«Esto es un reflejo de la vida. Un día estás con estudios y trabajo y al día siguiente no tienes casa ni comida»

El papel de los voluntarios es fundamental para el buen funcionamiento de un centro en el que el trabajo es incansable y en el que cada vez hay más demanda. A los cuatro trabajadores y un hermano de la orden hospitalaria se suman de lunes a jueves cinco voluntarios que son «un pilar fundamental» y sin los que «estaríamos exhaustos muchos días». Los viernes un grupo de alumnos de Bachillerato de Pastorinas acude junto a un docente al Hogar para ayudar y conocer de primera mano la realidad del centro. «Les transmitimos que esto es un reflejo de la vida, que no hay nada seguro y que un día te puedes ver en la calle aunque tengas estudios y un trabajo», cuenta Calderón, que se emociona al pensar en los usuarios que cuentan sus experiencias a los estudiantes, y recuerda que «uno de los usuarios más jóvenes que tuvimos rondaba los 18 años».

Solo en 2023 se registraron más de 4.700 pernoctaciones en el Hogar, y a pocas semanas de cerrar 2024 son ya 4.560 las estancias hasta noviembre. El pico se registró en el mes de enero con 545, seguido de septiembre con 536, febrero con 522 y octubre con 503.El mes con más ingresos fue en mayo con 82, octubre con 80 y febrero con 75.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad