Búsqueda del oso que atacó hace unos días a una mujer en Cangas del Narcea. Arienza

El celador de la Reserva de Riaño atacado en 2007: «A mí no me atacó el oso, a mí me apartó el oso»

El factor sorpresa, clave en todos los ataques del oso | Los nueve casos registrados en España desde 1999 muestran coincidencias de las que se puede aprender para afrontar la prevención

o.villa

Oviedo | León

Sábado, 5 de junio 2021, 10:56

El oso crece en población y en territorio. No solo por su protección legal, sino también por el creciente abandono de las tareas agroganaderas, que le dejan, literalmente, mucho campo libre. El uso lúdico del entorno rural, con todo, introduce un factor de riesgo que, ... estadísticamente, puede llevar a nuevos encuentros más o menos peligrosos con el plantígrado, máxime cuando «hay actividades como las carreras de montaña que se meten directamente en el territorio del oso», explica Vincenzo Penteriani, experto en osos de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad de la Universidad de Oviedo y el CSIC.

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En los nueve casos de ataques registrados en España desde 1999, el último de los cuales tuvo lugar el pasado domingo en Sonande (Cangas del Narcea) el factor sorpresa fue la clave principal. Lo fue, al punto de que a la víctima, Carmen Suárez, de 75 años, no tuvo posibilidad de reaccionar al cruzársele de improviso un oso macho de buen tamaño en su camino, mientras paseaba por una zona habitual de esparcimiento de los vecinos de Sonande junto al pueblo. Un zarpazo le causó graves daños en el rostro y la rotura de una cadera al caerse. Fue un visto y no visto.

En los otros ocho casos hay coincidencias en las circunstancias y las reacciones, de las que se puede aprender para afrontar la prevención.

30 dic 1999 Casavengas, Palencia

«Cuando dejé de luchar con él, dejó de atacarme y huyó»

La víctima, un bilbaíno de 35 años, era biólogo y agente medioambiental, y había trabajado en el seguimiento de un oso radiomarcado. Caminando por un hayedo, se cruzó con un rastro de oso macho y lo siguió unos metros hasta una mancha de hayas, tejos y rocas. El animal estaba encamado allí, a unos diez metros del biólogo cuando este lo vio. El oso se lanzó a él a saltos y el joven se cayó al suelo, mordiéndole el oso en la pierna izquierda. «Me tenía sujeto por el muslo mientras yo le golpeaba con los prismáticos. Entonces me rendí, dejé de golpearle, me tapé la cara y quedé inmóvil. Y el oso me soltó y huyó». Hubo afectación a la vena femoral y fue precisa una intervención quirúrgica.

15 mayo 2004 Lebanza, Palencia

«Al darle la espalda al oso para huir me golpeó y caí»

Recoger setas en el bosque es un placer que un palentino de 75 años practicaba cuando se topó con un oso en el monte Pravillar: «me encontré de frente con él unos instantes y al darle la espalda para huir me golpeó y caí rondando monte abajo. Al levantarme solo escuché sus fuertes rugidos». El examen de las huellas mostró que en los alrededores había tres osos: un macho adulto y una hembra con una cría de segundo año. Los expertos estiman que el macho estaba intentando separar al grupo familiar para copular con la hembra.

26 abril 2007

«A mí no me atacó el oso, a mí me apartó el oso»

El celador de la Reserva de Caza de Riaño M. E. G. M., de 50 años, entró con su foxterrier a una cueva donde se había colocado un pesebre con pienso medicado para tratar de la sarna a cabras monteses y rebecos. Pero en ese momento el que comía era un oso. A la entrada de la cueva, el hombre miró algo del exterior, oyó un ruido y al volverse se topó con el oso con la boca abierta a un metro de él. El oso le agarró con las fauces por el hombro «sin apretar» ni hacerle sangre, y él se cayó unos metros por una pendiente: «A mí no me atacó el oso, a mí me apartó el oso», que, de hecho, huyó defecando a la vez.

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23 oct 2008 Les, Lérida

«Se alejaba y empecé a gritar, se volvió y me atacó»

Es el caso más distinto. En una cacería de jabalí en el valle de Arán, un cazador de 72 años oteó a la osa Hvala. Lo relataba él mismo: «Como sabía que no se les puede matar, me quede mirando, disfrutando. Se alejaba y empecé a gritar para que se fuera más rápido, nadie me explicó que no se debe hacer. Se dio la vuelta y en un segundo estaba sobre mí. Me iba a dar un zarpazo en la cara y puse el brazo, me caí y me mordió la pierna. Huyó porque la escopeta se me disparó al caer». Siete puntos de sutura en el brazo y otros tantos en la pierna. Los expertos recomiendan «espantar al oso cuando todavía está lejos y tiene buenas opciones de huída. Si aparece súbitamente, lo mejor es dejarle escapar intentando no sobresaltarle».

14 abril 2010 Rebanal, Palencia

«Sucedió todo muy rápido»

El vigilante de la Reserva de Fuentes Carrionas se adentró en un escobal, abriendo paso con un palo. Oyó un gruñido a su espalda y se topó con una osa que le empujó con el morro, haciéndole caer y gruñendo. El respondió con patadas y la osa le sujetó la pierna con la boca sin apretar hasta que el vigilante se quedó inmóvil. Entonces la osa, que tenía dos oseznos, le dejó y se marchó. «Sucedió todo muy rápido», recordó.

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27 sept 2012 Dehesa de Montejo

Unos buitres indican la carroña que el oso defiende

Tres montañeros se dirigen a un alto collado palentino, ven unos buitres volando en círculo y se acercan a curiosear. De un matorral sale un oso mediano y muy negro y uno de los tres avisa: «¡Un oso!». El animal cambia su rumbo y se dirige hacia él, le da una tarascada al aire y le da un mordisco en la bota, que atraviesa fácilmente lesionando ligeramente al hombre en un dedo.

3 junio 2015 Villaescusa, Cantabria

Una cámara cebada con miel y sardinas, y una carroña

Un joven naturalista paseaba por el bosque cercano a su pueblo para hacer fotos. De improviso, un oso apareció a su izquierda y le mordió en el brazo derecho, abandonándolo a continuación. En la zona se halló una cámara de fototrampeo cebada con sardinas y miel, y cerca, una carroña de yegua.

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