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Un voluntario del Banco de Alimentos en la nueva sede de León. Sandra Santos

El Banco de Alimentos de León se muda

«En casa perdemos el jersey y aquí botellas de aceite»

Cajas llenas de alimentos y voluntarios prestos a desempaquetar y colocar llenan la nave junto al depósito municipal que acoge la nueva sede del Banco de Alimentos de León | En 2023 ha aumentado un 11% el número de familias atendidas

Viernes, 1 de diciembre 2023, 12:58

Como en las mudanzas de casa, cuesta encontrar las cosas. Entre preguntas de dónde está el aceite o en qué lugar se dejaron los paquetes de macarrones Aurora y Juani van familiarizándose con su nuevo centro de operaciones. El Banco de Alimentos de León está de mudanza. Ultimando detalles, colocando palés y abriendo cajas y cajas para encontrar lo que se busca -porque «en las mudanzas de casa no encontramos el jersey en en esta perdemos las botellas de aceite»-, la nueva sede ubicada junto al depósito municipal volverá a su rutina habitual el próximo 11 de diciembre.

Coincide la mudanza con el fin de la Gran Recogida, que ha dejado varias cajas con alimentos para desempaquetar y organizar. A la espera de conocer la próxima semana la cantidad de dinero donado en caja para comenzar a preparar las compras, las perspectivas son prudentes. España atraviesa un momento difícil desde 2020, y se refleja en esta campaña. La sensación general de los voluntarios que han formado parte de esta Gran Recogida es que la economía de las familias se está resintiendo».

«Cuando uno ve que no le llega para sí mismo, aunque siempre haya colaborado en estas causas y quiera seguir siendo generoso, no puede ayudar a los demás», explica Juani Pérez, responsable de la institución, que lamenta que la situación arrastrada desde la pandemia, con la guerra de Ucrania y la subida de los precios haya puesto en una posición muy comprometida a los donantes.

Todos los años se repite el mismo lema, pero es cierto: esta gran recogida es más necesaria que nunca. En 2023 el Banco leonés ha aumentado el número de familias atendidas un 11 por ciento. 360 personas que nunca habían necesitado este servicio han tenido que acudir a él. Perfiles de todos los tipos han vuelto a llenar la instalación: desde personas de clase media que no pueden afrontar gastos extraordinarios hasta el perfil más extremo de personas en riesgo de exclusión social.

Arco entero de perfiles: de clase media a riesgo de exclusión

«Los que vivían mal ahora viven mucho peor y la gente de clase media tirando a bajita lo está pasando ahora realmente mal porque estaban acostumbrados a un nivel de vida muy medio pero que ahora cuesta casi tanto como lo que antes era un nivel alto, y no llegan», cuenta Pérez, que se hace eco de un informe de Cáritas que alerta de que el 80% de las familias de clase media no pueden afrontar gastos extraordinarios tan básicos como un seguro de coche.

Este perfil se une al de personas en riesgo serio de exclusión, que ven cómo los problemas que está dando el Ingreso Mínimo Vital lastran sus oportunidades de afrontar gastos tan básicos como comer. «Volvemos al arco entero de familias», concluye.

No preocupados «pero sí ocupados», los voluntarios del Banco de Alimentos hacen malabares para optimizar al máximo los recursos que reciben. La subida de precios también les afecta: el palé de galletas que antes costaba 800 euros ha subido hasta los 1.200, y hay que «ajustar y ajustar» para optimizar al máximo los recursos.

De su lado cadenas de supermercados y cadenas de distribución, con las que trabajan para seguir concienciando a la gente de la importancia de no tirar comida, algo que repercute «enormemente» en los bancos como el de León, que estrena sede para seguir ofreciendo un servicio esencial que está en las mejores manos: las de sus voluntarios.

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