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La carcoma, esas larvas de aspecto monstruoso bajo la lupa, devora la madera con la velocidad de un taladro y cala túneles de un lado a otro como si fuera una tuneladora.
Nada puede con la carcoma, que convierte las más esbeltas figuras ... levantadas sobre madera en un queso gruyere en pie de forma milagrosa mientras espera, paciente, su paso a una especie de ceniza inservible para cualquier otro fin que no sea el fuego y el olvido.
Hace meses las larvas se asentaron en la madera que más tarde dio forma a la denominada 'mesa por León'. Al principio apenas fue visible porque el brillo del barniz, multiplicado por el efecto de los focos y encorsetado entre trajes a medida y corbatas perfectamente combinadas, hacía complicado intuir su presencia.
Ha sido con el paso del tiempo, ocho meses, cuando los pequeños puntos negros que advierten de un mal casi imposible de solventar han comenzar a ser visibles.
Esos puntos, que calan la estabilidad de la estructura, han rodeado a unos personajes más que otros hasta llegar a un triste análisis final: la 'mesa por León', la misma que tenía que salvar a la provincia de sus males presentes y futuros, es en realidad un elemento inservible, carcomido de principio a fin, sustentado si acaso porque hasta la fecha el postureo ha sido de tal calibre que nadie ha estornudado. Cuando eso ocurra el polvo resultante se colará bajo las camisas y los calcetines.
Ninguno de los objetivos marcados en aquel ilusionante mes de marzo se ha convertido en realidad. Nadie ha aportado nada en esa mesa y sus avances, si así se les pudiera llamar, no pasan de un puñado de buenas intenciones, un logotipo visto y no visto y el nombramiento de una coordinadora como escudo protector de la incompetencia reinante entre quienes colocan sus posaderas alrededor de la carcoma.
Desde que comenzara la andadura de esta mesa todos los datos de León empeoran y ninguno de los presentes ha dado un paso al frente para aportar certezas, certezas no invenciones, certezas vía presupuesto, certezas vía proyecto, certezas vía unión y compromiso. Nada de nada.
A estas alturas la carcoma no solo se ha comido el interior de la mesa sino que amenaza con saltar hacia quienes en su día presumieron de formar parte de la 'alineación inicial' que debería disputar el partido más importante en la historia de la provincia de León, el partido que debería decidir su propio futuro. Casi nada.
Habrá que agradecer la sinceridad de la clase empresarial. «Si la mesa es esto, si no hay compromisos, lo cierto es que no sirve para nada. Si no hay nada más, si no sirve para nada más, nosotros nos levantaremos y nos iremos», han remarcado con un toque de vehemencia evidente.
Los sindicatos, otro de los actores principales, también han visto la cabeza de las larvas asomando por las esquinas y ya han advertido que ellos -como los empresarios- se irán de la sala para evitar que la carcoma les entre por los zapatos y les salga por las orejas. Se irán, pero con el altavoz en la mano, y eso tiene un punto de peligro para los que hoy son compañeros de viaje.
Sin fecha en el calendario para una nueva cita, con la agenda vacía de contenido y con un evidente ejemplo de inmadurez e incompetencia la mesa por León es hoy una golosina para los coleópteros.
Claro que hay remedio para la carcoma. Por supuesto. Pero para encontrarlo sería necesario crear otra mesa de trabajo que impulsara la estrategia de acoso y derribo, y cuando esta mesa fuera torpedeada el ciclo se reproduciría de nuevo. Y así, hasta el infinito. Pura bicoca para la clase política. Y mientras, León se muere.
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