Illea, en la fotografía besando a su madre.

Acompañando al cáncer

Illea, ponferradina de 18 años, cuenta cómo la condiciona la labor de «apoyar en todo» a su madre, con cáncer desde 2015, en lo que considera «una tarea muy útil pero con la que también se pasa mal porque tienes mucho miedo de lo que pueda pasar»

N. Brandón

León

Jueves, 22 de octubre 2020, 09:30

Cuando el cáncer llega, subvierte la vida de quien lo sufre, pero pocas veces se repara en que también lo hace con quienes rodean a la persona enferma. Octubre es el mes para la sensibilización del cáncer de mamá en un intento de ... poner atención en la detección precoz, el tratamiento o la investigación, pero cada vez más voces hablan sobre la labor importante que realizan quienes acompañan a la persona con cáncer.

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Illea, hija de Mónica, con cáncer de mamá, cree que «debería visibilizarse a quien acompaña. Te condiciona a ti también, porque debes estar pendiente y renunciar a hacer muchas cosas». No duda ni un segundo de que la importante es su madre, pero no oculta que los familiares que están junto a un enfermo de cáncer también sufren mucho por la situación y necesitan ser escuchados.

Mónica, la madre de Illea, fue diagnosticada con cáncer en 2015, y tras el tratamiento, «ya estaba supuestamente curada, pero en 2018 ya la diagnosticaron metástasis en los huesos y hace un mes se la extendió al hígado. Acompañar a mi madre en este proceso es bastante difícil porque da mucho miedo lo que pueda pasar. Tener que verla enferma…toda la etapa de la enfermedad es difícil», admite esta ponferradina que con 18 años ya puede hablar con pleno conocimiento de lo que es el cáncer.

«Chocamos, pero la quiero muchísimo y siempre digo que una de mis metas es convertirme en alguien como ella»

Ante un «seguro que apoyas mucho a tu madre y lo haces muy bien», Illea responde con un «lo intento». Y es que reconoce que «los roces» con su madre son habituales «porque chocamos mucho, pero la quiero muchísimo y siempre digo que una de mis metas es convertirme en alguien como ella».

Para los acompañantes del cáncer, la Asociación Española contra el Cáncer cuenta con un servicio psicológico, al que Illea acude para recibir apoyo, además de refugiarse en sus «amigos y mi pareja». Acompañar es ir con su madre al hospital, hablar con su oncóloga, y una función que según ella misma, consiste en «un poco de todo. Lo pasa mal, entonces hay que animarla para que siga adelante y ayudarla en todo lo que puedo».

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«Hay que visibilizar esa labor, porque, al final, nuestras preocupaciones también pesan»

¿Y cómo es estar al lado de alguien que tiene cáncer? «Nada excepcional. Está enferma y hay que asumirlo», explica contundente Illea, quien se siente «muy útil» para su madre, que «se lo agradece».

Sentirse acompañado es un importante alivio para las personas que sufren cáncer y ayuda en el tratamiento, pero inevitablemente afecta a quien está junto al enfermo. Por ello, Illea aboga por «visibilizar esa labor, porque, al final, nuestras preocupaciones también pesan».

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